Transcurría el minuto 65 del partido. El Real Madrid ganaba por tan sólo un gol de diferencia y por segundo partido consecutivo, el cuarto árbitro levantaba el mismo número en su tablilla. El diez, el número del talento, James Rodríguez, era el primer jugador sustituido. Su cara lo decía absolutamente todo. Miró hacia el suelo, suspiró e inicio un camino lento, muy lento hacia el banquillo tapándose la cara con las manos. Como cuando tienes que ir a un sitio y no te apetece. Entre él y los suplentes no estaba Cristiano Ronaldo que se acercó hasta James para consolarle. El colombiano se abrazaba con Chendo y se sentaba en el banquillo donde sería apoyado por el resto mientras Rafa Benítez seguía dando instrucciones en la otra punta del área técnica.
Hay caso James Rodríguez. Lo hay porque el jugador no está contento y el caso es importante porque el futbolista está considerado en el club como "un futuro balón de oro". Uno de los mayores talentos de la plantilla que está siendo ubicado en una posición en la que él no está cómodo y que además está siendo el primer señalado por su entrenador. Pasó ante el Barcelona cuando fue sustituido por Isco y pasó en Eipurúa donde salió por Lucas Vázquez. Y es que hay otros que no necesitan hacer mucho más para ser indiscutibles. Con James es diferente.
Ante el Eibar fue de más a menos. Siempre partiendo desde la derecha y con tendencia a ir hacía el centro, donde a él le gusta jugar, estuvo activo en los primeros minutos. Participando y dando una gran asistencia a Ronaldo en un mano a mano que falló el delantero. Pero poco a poco se fue diluyendo hasta acabar pasando desapercibido. El colombiano dio sólo 30 pases y su porcentaje de éxito fue muy bajo, un 66,7%. No sólo este dato refleja el mal partido de James. También el de balones perdidos. Pese a disputar 65 minutos, perdió 15 balones.
Como ya informamos en la semana del clásico, Rafa Benítez no tenía pensando alinear a James. No le veía en la forma necesaria para ser titular, como ya le pasó en Sevilla. Al final jugó pero sólo 55 minutos. Ante el Shakhtar en Ucrania, un partido en donde podía haber cogido ese ritmo que le falta según asegura Benítez, fue suplente. Tuvo que ver como sus compañeros metían los 4 goles y encajaban luego tres desde el banquillo. Ahora ante el Eibar, con el partido sin resolverse, primero en irse al banquillo. El jugador no está contento y el entrenador espera mucho más de él. No es una cuestión personal sino futbolística pero en esta línea, parece improbable que James sea el gran futbolista que ha demostrado ser.
Las lesiones han perjudicado a James que hasta ahora sólo ha disputado cinco partidos de liga. Las dos primeras jornadas -ante el Sporting fue suplente- y los tres últimos ante Sevilla, Barcelona y Eibar. No entra en dinámica de grupo y no acaba de explotar pero para Benítez no hay problemas. James hizo "un partido sensacional" este pasado domingo. Que esta dinámica cambie depende del jugador y del entrenador que difiere por ejemplo de Pekerman, seleccionador de Colombia. Mientras Benítez sólo le ha dado 127 minutos en cuatro partidos, Pekerman le mimó con 120 minutos en dos encuentros.