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El brasileño Casemiro se gana un puesto en el Real Madrid

El centrocampista, cedido al Oporto el año pasado, brilla en los últimos partidos del equipo y pide paso.

Casemiro ha brillado en los últimos partidos | Real Madrid

Entre tantas estrellas en el firmamento futbolístico, tantos egos, tantas ganas de agradar, tantos héroes, tantos jugadores sobresalientes, llama la atención la aparición últimamente en el Real Madrid de un jugador menor en cuanto a fama, en cuanto a portadas en los periódicos, pero con las mismas hechuras de futbolista que cualquier otro. La aparición de Carlos Henrique Casemiro, bautizado y conocido por su apellido en el mundo del fútbol, ha sido toda una bendición para el conjunto blanco.

Fichado en el verano de 2013 siendo un desconocido y proveniente del Sao Paulo, el mediocentro no tuvo casi oportunidades la primera temporada de Carlo Ancelotti en el cargo. Casi ningún partido destacado hasta que llegó aquella noche en Dortmund, el 8 de abril de 2014, cuando al Madrid se le iba la vida en una desastrosa puesta en escena en el campo del Borussia. Con 3-0 en la ida, al equipo blanco le habían marcado dos goles en apenas treinta minutos. Casemiro sólo jugó los últimos dieciocho del encuentro al salir por Di Maria, pero firmó una actuación soberbia. Sólo había que hacer lo que él sabe hacer mejor. Controlar.

Aquel verano se marchó cedido al Oporto, no sin polémica puesto que había agradado en los primeros partidos de pretemporada. Ancelotti tuvo que tomar una decisión que, seguramente, no le gustó, pero había overbooking en el centro del campo. Fue entonces cuando Casemiro tomó uno de los mejores caminos de su vida, irse al Oporto. Allí le fajaría Julen Lopetegui y empezaría a moldear a un jugador sensacional. Ese que todos los equipos quisieran tener en sus filas.

El otro día en Vigo, como antes en París, como antes ante el Levante o en el Calderón, Casemiro brilló con luz propia, el que más en el equipo blanco si descontamos a Keylor Navas. El otro día, en Balaídos, donde el Barcelona apenas un mes antes había sido vapuleado, salió este chaval para reencarnarse en el mejor Dunga, en el mejor Mazinho de aquella selección de Brasil hermética que ganó el Mundial de EEUU en 1994. Es el mediocentro top que hace que un equipo tenga equilibrio. Ese que a técnicos como Rafa Benítez les entusiasma. Ese sin el que no podrían vivir tranquilos.

Por eso se plantea la duda razonable de quién saldrá del once inicial cuando James vuelva a jugar. El colombiano tiene pinta de titular cuando esté en forma, como la tienen todos los jugadores que ahora están jugando en el equipo. Benítez tendrá que valorar, habrá rotaciones, pero Casemiro, que empezaba desde atrás en las quinielas, parece haber pasado a un primer plano en la mente del técnico. Con razón. No se encuentran jugadores así todos los días.

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