Cuando Eduardo Berizzo llegó al Celta en verano de 2014 la tarea no era fácil. No era fácil ni para él mismo, con poca trayectoria en banquillos como primer entrenador. Ayudante de Marcelo Bielsa en la época en la que el técnico argentino dirigió al Athletic, antes técnico de Estudiantes de la Plata y después de O'Higgins en Chile, La misión consistía en mejorar el fútbol de Luis Enrique que había dejado sello en el equipo vigués en la temporada 2013-2014. Pero el argentino, lejos de achantarse, dijo claramente. "Jugaremos bien al fútbol y daremos que hablar". Toda una declaración de intenciones.
El año pasado, tras un comienzo sensacional, el Celta se desmoronó algo, producto de una racha que le tuvo ocho partidos seco de cara a la portería contraria. Sin embargo, no pasó ningún apuro y se llegó a hablar de clasificación para la UEFA, con partidos inolvidables para el seguidor celtiña como los que hizo en el Calderón (empate a dos), Camp Nou (victoria histórica, 0-1) y en Balaidos frente al mismo Atlético al que arrolló de forma contundente.
Para esta temporada, el Toto Berizzo se prometió a sí mismo ser más contundente arriba. Perdió a Krohn Dehli (Sevilla), pero recuperó a Iago Aspas, que había probado en Liverpool y Sevilla, sin suerte alguna, las últimas dos temporadas. Con sólo eso y algún retoque (Guidetti, Wass) pero manteniendo casi toda la base del año pasado, este Celta está enamorando en el inicio de campaña. Está invicto, tiene 18 puntos y los celestes recuerdan al gran Celta que montó Víctor Fernández en la temporada 1998-1999. Ese año el equipo vigués llegó a ser líder a punto de terminar la primera vuelta, pero tenía peores registros en la jornada ocho (14 puntos aquel año) que éste de la temporada 2015-2016.
Por aquel tiempo los aficionados relataban la alineación de memoria para cada domingo. Balaidos explotaba cada vez que saltaban al césped once hombres recitados de carrerilla. Dutruel, Salgado/Velasco, Djorovic, Cáceres, Berges/Juanfran; Makelele/Giovanella, Mazinho, Karpin, Mostovoi, Revivo/Gustavo López; Gudelj/Penev. El Celta consiguió 64 puntos y en la última jornada, un gol de Solari para el Atlético le dejó sin Champions. Una temporada histórica, a la que siguieron otras muy buenas con clasificaciones a UEFA e incluso una final de Copa, perdida en 2001 ante el Zaragioza en Sevilla. Eduardo Berizzo jugaba en aquel equipo a las órdenes del que ha considerado siempre el mejor técnico de su carrera, Víctor.
No se ha hablado de esa cima, de pensar en Champions, a lo grande este año, pero el equipo está enrachado. Juega al fútbol, como prometió Berizzo y es contundente arriba, 17 goles en ocho partidos. El Celta ha ganado en Sevilla y en Villarreal y ha goleado al Barcelona. Este sábado recibe al Madrid en Balaidos y la expectación se ha desbordado. No es para menos. No siempre pasa la felicidad por Balaidos, acostumbrado en los últimos años a luchar por parar el ascensor que le tenía de primera a segunda año tras año. Parece que el proyecto se está consolidando.