Cuando Florentino Pérez se decantó por Rafa Benítez en sustitución de Carlo Ancelotti, sabía que fichaba a un técnico totalmente opuesto. Ya le había pasado con sus anteriores cambios en el banquillo. Pellegrini no tenía nada que ver con Mourinho y éste, tampoco nada que ver con Ancelotti. Tras la "mano blanda" del italiano, el Real Madrid buscaba en el mercado un técnico especializado en la táctica y con disciplina. Se han disputado cinco jornadas de Liga y ya se identifica a este equipo como el Real Madrid de Benítez.
San Mamés fue el escenario donde más se notó las señas de identidad del entrenador. Utilizó hasta cuatro sistemas diferentes en 90 minutos. Con Ancelotti, esto era imposible de imaginar. "Sobre la marcha íbamos ajustando. A veces te soluciona problemas pero en el Madrid trabajo menos la táctica que en el Nápoles por las características de los jugadores", ha explicado en rueda de prensa. El partido en Bilbao no fue brillante pero sirvió para exhibir parte del intenso trabajo que lleva realizando él y el cuerpo técnico sobre los jugadores.
Como ya hemos contado en Libertad Digital, los jugadores consideraban a Benítez un "pesado" por su insistencia en los conceptos tácticos y en ejercicios tediosos. Ya no lo piensan porque, entre otras cosas, los entrenamientos han cambiado. "En pretemporada le dedicamos mucho tiempo al trabajo táctico. En temporada, con menos tiempo, menos, porque eso te hace trabajar a un ritmo más bajo y necesitamos un ritmo alto", explicaba. Durante esos meses, una parte de la plantilla no le tenía en un alta estima pero su trabajo está teniendo de momento recompensa. Tácticamente el equipo está más preparado que en otros años y en un período más corto que incluso con Mourinho y encima los resultados están siendo mejores.
Benítez simplemente está cumpliendo con lo que aseguro en su presentación. Unas palabras que pasaron por alto porque se utlizan con demasiada facilidad. "Prometo trabajo y dedicación", dijo el pasado el 3 de junio en el palco de honor del Santiago Bernabéu. En las oficinas del club, sabían que Benítez era esa clase de entrenadores que se obsesionan con su trabajo.
Eran conscientes de que fichaban a un loco del fútbol pero no esperaban que llegara a los límites que ha explicado este mismo viernes por la mañana. "Llego temprano y me voy tarde. Como mi familia está en Liverpool… No es un esfuerzo. Me gusta. Me quedaría a dormir casi siempre, pero eso obliga a que un operario se quede a arreglarme la habitación, si no me quedaría más. El otro día me fui a las tres de la mañana y al día siguiente llegué a las ocho de la mañana, pero normalmente salgo a las once", dijo.
Si fuera por el entrenador, se quedaría con las llaves de Valdebebas.