¿Se acuerdan de la imagen de una desalmada reportera que, sin ningún miramiento, hace una zancadilla a un refugiado sirio con un niño en brazos y ambos caen al suelo cuando intentaban escapar de la persecución de unos policías?.
Su nombre es Osama Abdul Mohsen, ciudadano sirio que sufrió toda la brutalidad del momento que se vive en su país. Identificado como contrario al régimen del presidente Al Asad, fue capturado y torturado por las fuerzas oficialistas. Sufrió los disparos callejeros primero, y luego los intensos bombardeos de la artillería siria, durante los primeros compases del conflicto. Posteriormente, vivió en sus propias carnes la represión, ejercida por las distintas fuerzas ocupantes, principalmente el grupo yihadista Estado Islámico.
Cansado de esta realidad, tomó a su mujer y a dos hijos menores y escapó a Turquía. Allí no le acompaño la suerte. Tuvo que malvivir con un salario de 10 dólares al día.
La historia de Abdul Mohsen es similar a la de ciento veinte mil refugiados sirios que intentan acomodarse en Europa para alejarse de una cruenta guerra.
Pero Abdul Mohsen tiene un pasado. Y ese pasado está relacionado con el mundo del fútbol. Abdul era entrenador del Al-Fotuwa de Siria en su primera división. La guerra cortó de raíz la ilusión del mister. Ver cumplido el sueño de su hijo: llegar a jugar para su padre como futbolista profesional.
Tras pasar una semana agitada, con un viaje a Europa que el propio Mohsen calificó como"agotador, estresante, difícil y peligroso", la generosidad de Miguel Ángel Galán (director de la escuela de entrenadores CENAFE y precandidato a la presidencia de la RFEF) le ha abierto las puertas de su propia ilusión.
Desde Libertad Digital nos hemos puesto en contacto con Galán quien nos cuenta los detalles de esta bella historia:
"La imagen de Abdul me conmovió. Me pregunté si podía hacer algo al respecto y se me ocurrió traerle a nuestro país para que tuviera una segunda oportunidad. El lunes llamé a Mohamed Labrouzi, un alumno mio de 23 años en Getafe. Vive en Parla, pero nació en Marruecos, y al hablar inglés y árabe podría realizar labores de interprete y explicar mi propuesta. Mohamed viajó a Múnich de inmediato, logró ponerse en contacto con Abdul y mi propuesta le produjo una gran alegría. Sin pensárselo dos veces, acepto y quería venirse cuanto antes".
Esta misma noche, a las 00h, llegará a la estación de Atocha, en Madrid, acompañado de dos de sus hijos, uno de ellos el pequeño que portaba en brazos cuando Petra Laszlo le zancadilleó.
Miguel nos cuenta los planes de futuro que Cenafe, la escuela de entrenadores que dirige, tiene para Abdul y su familia:
"Se le va a proporcionar una casa, manutención y el ayuntamiento de Getafe se ha mostrado partidario a buscarle un trabajo. La idea es que, una vez que aprenda el idioma, se ponga a realizar lo que más le gusta. Entrenar."
El hecho de haber sido entrenador en la primera división siria parece abrir, de par en par, las puertas de los banquillos a un Abdul, al que incluso antes de llegar, ya le llueven las ofertas.
"Sin movernos, ya ha habido equipos que se han puesto en contacto con nosotros para ofrecer su banquillo. El Villaverde Boetticher y el Móstoles C.F nos llamaron para interesarse por Abdul".
El resto de la familia de Osama Abdul Mohsen, su mujer y otras dos de sus hijas, viajarán desde Turquía a España próximamente. Su hijo pequeño será escolarizado.
No sabemos si Abdul podrá llegar a entrenar en primera división, pero lo que es seguro, es que ahora podrá luchar por hacer realidad el sueño de su hijo, con un rayo de luz en su cara en forma de sonrisa día a día.
Una historia de película con final feliz, gracias a la generosidad y creatividad de CENAFE y su director, Miguel Ángel Galán.