Esta vez no se mostró tan ambiguo como en la rueda de prensa del jueves. Ni medias tintas, ni bromas para desviar la atención, ni mensajes encriptados... Gerard Piqué fue muy claro ayer, durante la manifestación separatista de la Diada a la que volvió a acudir.
"Pasábamos el día en familia, y hemos decidido venir aquí. Es un placer esperar a las 17:14. Esperaba pasar desapercibido, pero ya veo que no" fueron las palabras del jugador del Barcelona y de la selección española a los micrófonos de Catalunya Ràdio.
Es decir, dicho de otro modo, Gerard Piqué estaba deseando, y disfrutó, del acto separatista -que no de derecho a decidir- que comenzó precisamente a las 17.14; por 1714, el año en que Barcelona cayó ante las tropas borbónicas en la Guerra de Sucesión, y fecha escogida por el independentismo catalán para reclamar su separación (como en el Camp Nou, por ejemplo, cuando en el minuto 17:14 comienzan los cánticos de 'independencia').
Fue en ese momento cuando el gigantesco puntero amarillo comenzó su camino hacia el Parlament, guiando a todos los manifestantes, queriendo emular a la luz que guía a Cataluña hacia el rumbo, la República Catalana.
Ese es el momento que tanto estaba esperando Piqué, y que tanto placer le da a él y a su familia, según sus propias declaraciones. Aunque sólo unos días atrás asegurara que nunca se había manifestado en ese tono, y que ese no era el motivo de los pitos que recibía cuando jugaba con la selección española.
Además, en esta ocasión Gerard Piqué fue el único jugador del Barcelona presente en la marcha. Aunque también se manifestaron personalidades relacionadas con el conjunto azulgrana como el expresidente del club Joan Laporta y el exdirectivo Xavier Sala i Martín.