Alessandro Lucarelli es un veterano defensa central del Calcio. Desde que debutara en el Piacenza allá por 1996, el jugador nacido en Livorno hace 37 años ha pasado por varios equipos de la clase media del fútbol italiano (Palermo, Reggina, Siena...), e incluso miró más alto en la temporada 2003-04 cuando militó en la Fiorentina, uno de los grandes del país transalpino. Sin embargo, tras ser un trotamundos del balompié durante más de una década, todo cambiaría para él cuando se incorporó al Parma en la temporada 2008-09, cuando militaba en la Serie B (segunda división), logrando el retorno a la máxima categoría en el año de su debut. Desde entonces, Lucarelli es una institución en Parma.
Pero no son tiempos fáciles para el club más representativo de la ciudad al norte de Italia, cerca de los Apeninos. La desaparición por motivos económicos del Parma Football Club, que tuviera su época de mayor gloria en la década de los 90, ha visto como un nuevo proyecto, el Parma Calcio 1913, emerge como sustituto. Una nueva idea que deberá arrancar en la Serie D, la cuarta categoría, toda vez que al descenso deportivo a la B del histórico club, se unió la posterior desaparición como consecuencia de la caótica gestión de los últimos años.
Se suele decir que en los tiempos difíciles es cuando se puede saber quién realmente está implicado o no en una causa. Algo que desde luego no se le podrá repochar a Lucarelli, capitán parmesano en las últimas temporadas y que ha confirmado que será uno de los referentes del nuevo proyecto, tratando de reflotar al gran equipo de su vida desde las catacumbas. Pese a contar con ofertas de categoría superior, el veterano defensor ha declarado sentirse "el capitan de todos", y aunque existe cierta incertidumbre sobre el rumbo que tomará el nuevo club, ha dejado claro que quiere ser parte de él.
Recordados son los casos de jugadores que cayeron con sus equipos a segundas categorías, como Buffon en la Juventus, o el mismo Rubén Castro esta temporada en el Betis, pese a poder haber jugado sin duda a otro nivel. Sin embargo, bajar hasta el nivel amateur son palabras mayores. Y en tiempos en los que el romanticismo prácticamente ha desaparecido del fútbol y del deporte en general, gestos como el de Lucarelli llenarán de orgullo a la afición del Parma.