Estaba claro que era una forma más de marear la perdiz, que la Comisión Antiviolencia quería escurrir el bulto después de la bochornosa -y atronadora- pitada al himno español en la final de la Copa del Rey que el pasado 30 de mayo enfrentó al Barcelona con el Athletic de Bilbao en el Camp Nou, con victoria para los azulgranas por 3-1. Y el paso del tiempo no ha hecho más que confirmarlo.
El pasado 1 de junio, menos de 48 horas después de la final, la Comisión Estatal contra la Violencia, el Racismo, la Xenofobia y la Intolerancia en el Deporte se reunió a instancias del Gobierno para analizar esos esperados incidentes en el Camp Nou. ¿La conclusión? Dar un plazo de cinco días a las partes implicadas -la Federación Española de Fútbol (RFEF) como organizadora de la Copa del Rey y a los dos clubes finalistas- para que digan qué hicieron para evitar la pitada, como previo paso a la propuesta de posibles sanciones.
Han pasado ya más de 25 días y, de momento, nada de nada. Antiviolencia no ha vuelto a dar signos de vida, al menos en lo que a los pitos al himno se refiere. Y es que la Comisión sí ha abordado otros asuntos, planteando varias propuestas de sanción, pero no así en un asunto de tan hondo calado como éste.
Así, la Comisión Antiviolencia ha pedido aumentar de 1.500 a 3.000 euros la multa para el Girona por los incidentes en el partido de la Liga Adelante contra el Lugo, en el que un árbitro asistente recibió el impacto en el cuello de una botella con líquido.
Asismismo, Antiviolencia propuso una multa de 60.001 euros al Inter Movistar Fútbol Sala por exceso de aforo en el partido ante El Pozo Murcia. Igualmente, acordó propuestas de sanción por incidentes en la fase de ascenso a Primera División, en partidos de Segunda y en el playoff de ascenso a esta categoría.
Pero la Comisión, a día de hoy, no ha vuelto a abordar el asunto de los pitos al himno español, ni seguramente vuelva a hacerlo.