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Ramón Díaz, el técnico argentino de Paraguay que celebró el empate contra su país

El actual seleccionador paraguayo, mítico jugador de la Argentina de los 80, celebra efusivamente un gol en el minuto 90 ante la albiceleste.

El actual seleccionador paraguayo, mítico jugador de la Argentina de los 80, celebra efusivamente un gol en el minuto 90 ante la albiceleste.
Ramón Díaz, en un entrenamiento de Paraguay. | EFE

Es argentino hasta la médula pero el destino le ha proporcionado una oportunidad que no ha podido rechazar. Tras entrenar a River, A San Lorenzo, a Independiente y a América en México, Ramón Díaz se quedó sin trabajo y echaba de menos sentarse en el banquillo. Ya vivía el fútbol de una manera apasionada como futbolista y ahora como entrenador no es menos. Es un loco de este deporte, por eso tuvo que aceptar la oferta de la selección de Paraguay. No había forma de rechazarla. Por prestigio, por cercanía de la Copa América y por la próxima clasificación para el Mundial de Rusia 2018, que arranca en Sudamérica en septiembre.

Ramón Díaz (Buenos Aires, 1959) jugó con la selección en 1979 el Mundial sub 20 y en 1982 formó parte del combinado albiceleste para el Mundial de España. Marcó un gol en aquella cita, pero la selección fue eliminada muy pronto, víctima de un grupo mortal que le emparejó con Brasil y con Italia en aquellos partidos históricos que se disputaron en el estadio de Sarriá en Barcelona. Como futbolista de equipo River, Napoles, Avelino, Fiorentina e Inter, donde coincidió con el trio alemán Brehme, Matthaus y Klinsmann. Un delantero rápido, fuerte y con gol.

Pero como a tantos otros le ha llegado una oportunidad extraña. La de dirigir a un combinado extranjero siendo el más argentino, como sienten además ellos lo que es la selección. El otro día en el debut de la Copa América vivió en sus carnes lo que significa ser entrenador en el enemigo, el trago que supone que, siendo argentino, tengas que ser el más profesional cuando el combinado que ahora defiendes, Paraguay, le empata en el último minuto a tu país, a la camiseta que tanto amas. No hay nada para un argentino como su selección.

Por eso la celebración del gol de Lucas Barrios que daba el empate a los paraguayos en el minuto 90 le ha acarreado en las redes sociales un aluvión de críticas a Ramón Díaz. Que si no es argentino, que si es incomprensible lo que hizo, que si se ha pasado al enemigo por dinero, que si su profesionalidad le ha jugado una mala pasada. Todo lo ha contestado Díaz de un modo muy sincero. "¿Qué querían que hiciera? No iba a dejarme ganar". Así de sencillo. Así de verdadero. Pero, también, hay quien dice que devolviendo la jugada a aquellos que no apostaron nunca por él como seleccionador argentino. Muchos ven en esa celebración la venganza servida en plato frío

Pero al fin y al cabo es pureza, es pasión. Lo que da verdadero sentido a este deporte es precisamente eso. Un argentino que hace todo lo posible, dirigiendo a Paraguay, para que sus amados compatriotas sufran. Lo contrario hubiera sido injusto para el resto de selecciones. Seguramente Gerardo Martino, ahora seleccionador argentino y hace tres años paraguayo piense lo mismo. Una cosa es lo que sientas, otra es la profesionalidad, ésa que nunca puede perder un deportista.

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