La posible llegada de Rafa Benítez al Real Madrid en lugar de Carlo Ancelotti tendría consecuencias positivas en el conjunto blanco al contratar a un técnico perfeccionista, aunque también traería aspectos negativos. Ésa es la principal conclusión que se puede obtener de la biografía de Craig Bellamy escrita en 2013 y en la que da su punto de vista de cómo un jugador trabaja y vive bajos los métodos tan peculiares del entrenador madrileño.
Bellamy fue un fichaje de Rafa Benítez para el Liverpool y ambos coincidieron en la temporada 2006/07. El jugador galés describe como "extraño" el ambiente que se vivía en el club. "Era un lugar de negocios y un lugar de trabajo. No había muchas personas sonrientes. No había muchas risas allí. Incluso los fisios eran bordes cuando hacían de médicos. Todo el mundo parecía incómodo", describe.
Que Rafa Benítez es distinto a los demás, que es entrenador maniático de los conceptos tácticos, queda en evidencia desde el primer día. Explica Bellamy que nada más pasar revisión médica tuvo que subir al despacho del técnico donde pasó casi un examen. "Sacó un tablero y empezó a interrogarme acerca de sistemas futbolísticos. Me preguntó por todos los escenarios existentes bao el sol. Y cada respuesta que daba, incluso si era correcta, se torcía en otra respuesta", explica.
Bellamy destaca positivamente en su biografía la cantidad de tiempo que decida Benítez a preparar los partidos. "El trabajo táctico de Rafa era muy, muy bueno. Era impresionantemente astuto y aprendí mucho de él. Defensivamente era excepcional. Era muy bueno anulando la amenaza rival. Nuestra preparación para los partidos era extremadamente cuidadosa. nada se dejaba al azar", afirma. Pero como en todo trabajo y más en el fútbol, donde los jugadores quieren divertirse, la repetición y el exceso de trabajo no siempre es aceptado por todos.
"No puedo estar de acuerdo con esta idea de trabajo porque algunos jugadores necesitan un elemento de libertad" se defiende. Y es que Bellamy como le ha pasado a algunos jugadores bajo las ordenes de Benítez, no aceptan tanto trabajo táctico. Él lo compara con los entrenamientos de fútbol americano. "Era muy rígido. Trabajábamos movimientos específicos una y otra vez. Rafa quería gente corriendo sobre rutas marcadas cuando el balón estaba en un lugar determinado. No tenía en cuenta el hecho de que su marcador podría adivinar el movimiento. Había que seguir haciéndolo. La mitad del tiempo me sentía como un corredor a modo de señuelo", se queja. Son una serie de entrenamientos que determinados jugadores no aceptan.
Bellamy sólo estuvo una temporada con Rafa porque no aguantó su metodología. "No se disfrutaba. Todo era táctica con ejercicios cronometrados y rutinas. Era un poco como el Día de la Marmota. Hacías lo mismo una y otra vez". El delantero explica que Benítez necesitaba controlar todo y que al termino del entrenamiento guardaba todos los balones para que nadie practicara los disparos. "Era un fanático del control", afirma.
Muchos jugadores que han estado bajo las ordenes del entrenador madrileño explican que tiene a todos los futbolistas enchufados porque ni ellos mismos saben quien es titular y que en los entrenamientos uno se ganaba el puesto. No daba pistas entre semana y no desvela el once a su plantilla hasta la hora antes del partido. "No se fiaba de que los jugadores mantuvieran el secreto. No se fiaba de los jugadores en el terreno de juego por lo que ciertamente no iba a confiar en ellos fuera de él", relata.