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El castigo que cambió el destino del Bayern para siempre

Dicen que no hay mal que por bien no venga. En Munich seguro que aún agradecen la sanción que les impusieron allá por 1963.

Dicen que no hay mal que por bien no venga. En Munich seguro que aún agradecen la sanción que les impusieron allá por 1963.
Muller, Maier y Beckenbauer, la columna vertebral del Bayern glorioso. | Archivo

"Si no hubiéramos sido rechazados por la DFB, nunca hubiéramos conseguido tanto progreso" reza el Museo del Bayern, recogiendo unas palabras del entonces presidente del club Wilhelm Neudecker. Lo que viene siendo lo mismo: de no haber sido por el castigo que le impuso la federación de fútbol alemana, el Bayern nunca hubiera sido tan grande como fue, y sigue siendo.

Una decisión injusta

Nos remontamos al año 1963. Después de varias ideas, proyectos y dudas, la Federación de Fútbol de Alemania decide unir sus Oberligas en una competición a nivel nacional, la denominada Bundesliga. Los 16 mejores equipos globales de las cinco ligas regionales (Norte, Sur, Oeste, Suroeste y Berlín) pasarían a formar parte de la nueva competición.

El Bayern debía estar presente por méritos propios comparándolo con otros equipos participantes, pero sorprendentemente la Federación consideró que sólo un equipo de Munich debía entrar en la competición. Aquel año el TSV Múnich 1860 había sido el campeón de la Oberliga Súd, y el Bayern de Munich tercero, de tal manera que se decidió que era el campeón quien debiera entrar en la nueva competición, siendo el Bayern relegado a la segunda división.

El presidente del Bayern Wilhelm Neudecker tildó la decisión de injusticia grosera. Pocos podían imaginar que en realidad supondría una enorme ventaja, un enorme favor, al equipo. La condición económica del club, obviamente, se tuvo que ver reducida. Las estrellas más caras salieron rumbo a equipos de primera división, y se tuvo que dar acceso a jugadores de la cantera, así como talentosos jóvenes futbolistas de las provincias bávaras, dispuestos a jugar a un coste mínimo, apostando por ellos

Es así como llegan al Bayern jugadores de la talla –en ese momento no lo sabían- de un desconocido Sepp Maier para defender la portería, un joven delantero llamado Gerd Müller, a quien su entrenador apodó "el pequeño gordo", y un tal Franz Beckenbauer.

Además, Neudecker, empresario de cierto éxito en el mundo de la construcción, aprovechó para instalar en el club una estructura profesional procedente de su empresa. Así, incorporó a Robert Schwan en la directiva, convirtiéndose en el primer manager general a tiempo completo del fútbol alemán. El yugoslavo Tschik Cajkovski fue el elegido como entrenador.

Así, con un club completamente remodelado, y con jóvenes talentos dispuestos a explotar sin presión alguna, las cosas comenzaron a funcionar de maravilla. En el primer año, el Bayern ganó el campeonato de la Liga Regional del Sud, con 142 tantos a favor y 32 en contra en los 38 partidos de liga.

El Playoff de ascenso a la Bundesliga también fue un paseo. El Bayern conseguía finalmente su acceso a la Bundesliga, a la primera división del fútbol alemán.

Müller se destaparía como un enorme goleador. Junto a Rainer Ohlhauser conseguirían hasta trece goles únicamente en la fase de ascenso, de los 18 que consiguió el Bayern. La defensa, comandada por el nuevo ídolo muniqués Franz Beckenbauer y Maier en la portería, sólo concedió tres goles. 6000 entusiasmados aficionados recibieron a los héroes del ascenso del Bayern.

Y llega el gran Bayern

A partir de este momento, el equipo no dejó de crecer. Hasta convertirse en el dominador de todo el continente europeo. Y Maier-Beckenbauer-Müller fue el eje que llevó a la gloria al equipo. También a la selección alemana, campeona del mundo en el 74.

En su primer año en la Bundesliga, lograron el tercer puesto y conquistaron la Copa. Aquello le valió para disputar la Recopa, título que conquistarían en 1967. También se ganaron tres copas consecutivas, y en el 69, la primera Bundelisga.

Era el preámbulo de lo que llegaría en los años 70: tres Copas de Europa consecutivas (74, 75 y 76); una intercontinental; tres bundesligas más, y otra Copa.

Y todo, con Maier, Beckenbauer y Müller en el equipo. Tres jugadores que llevaron al conjunto bávaro, así como a la selección alemana, a lo más alto. Tres jugadores que, casi con toda probabilidad, no hubieran recalado en el Bayern de Munich ni hubieran crecido de la misma manera, de no ser por la injusta –y divina- decisión que la federación alemana tomó con el Bayern de Munich allá por 1963…

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