Las opacas cuentas de la Federación Española de Fútbol (RFEF) siguen generando tensiones entre su presidente, Ángel María Villar, y el presidente del Consejo de Superior de Deportes (CSD), Miguel Cardenal. Hubo un tiempo en que ambos dirigentes mantenían una cordial relación cuando el propio Cardenal era miembro de la Comisión Arbitral y, posteriormente, cuando no escatimó halagos hacia Villar cuando en plena crisis renunció a la subvención del CSD.
Sin embargo, las relaciones se enredaron cuando Cardenal decidió intervenir en las cuentas de las federaciones deportivas, algo que siempre fue visto con malos ojos por Villar. El CSD ordenó a todas una exhaustiva auditoria con el fin de que el Gobierno contase con una radiografía exacta de la situación económica de cada una de ellas.
Villar esgrimió que haber renunciado a cualquier subvención pública le eximía de pasar el examen de sus cuentas y ahí empezó el conflicto. La auditoria realizada por la firma BDO en nombre del CSD, encontró importantes irregularidades en su análisis, por lo que Cardenal siempre la consideró insuficiente.
El conflicto se ha agravado con la negativa continua de Villar a toda intervención del Gobierno en sus cuentas para evitar que salga a la luz cualquier irregularidad. No obstante, según informa La Voz de Galicia entre las numerosas cuestiones sin respuesta que se sacaron del informe está la misteriosa desaparición de 350.000 euros. El motivo tiene que ver con la transacción en el cambio de divisas, pero no se ha ofrecido ninguna justificación más para explicar la ausencia de una cantidad tan importante en las cuestionadas cuentas federativas.
El CSD ha instado en numerosas ocasiones a la RFEF para que explique su situación económica y la siguiente medida es pedir la devolución del dinero ingresado por las quinielas en 2013 y 2013 al no existir ninguna justificación con facturas de su gasto. El pulso ha saltado al propio Gobierno y Villar no ha tenido dudas en amenazar con la intervención de la FIFA y en bloquear la venta centralizada de los derechos de televisión de los clubes que pretende la Liga. Mientras, se siente el hombre intocable del fútbol español.