Desafiante ante las cámaras, dirigiendo su mirada hacia las gradas, incapaz de poder frenar el nerviosismo y la tensión en la formación con sus compañeros, Diego Armando Maradona estalló contra los pitos al himno nacional argentino: "Hijos de puta, hijos de puta...". Era la final del Mundial de Fútbol de Italia 1990 en el Estadio Olímpico de Roma, las selecciones de Argentina y Alemania formaban frente a las gradas mientras una pitada atronadora apenas permitía a los futbolistas de la albiceleste escuchar la canción.
La selección sudamericana había eliminado a Italia en semifinales en Nápoles y el público transalpino iba a favor del combinado alemán. Maradona, el jugador más grande de la historia de su país, el emblema de su selección, no pudo evitar estallar contra quienes silbaban y abucheaban sin respeto el himno de su país.
Poco le importó jugar en el Nápoles, ser la estrella de la liga italiana, uno de los iconos del fútbol en Italia y las consecuencias que podía traer su reacción. Se sintió herido por una afición que consideraba propia y explotó en una de las imágenes más recordadas de su carrera como futbolista.
En la próxima final de la Copa del Rey, que disputarán FC Barcelona y Athletic de Bilbao en el Camp Nou el próximo 30 de mayo, el himno nacional español volverá a ser pitado por una parte de las aficiones, mientras los jugadores comparezcan en el terreno de juego. Como ha venido siendo habitual, las faltas de respeto se harán patentes y el encuentro será utilizado por el separatismo para convertir un partido de fútbol en una causa política.
En el partido estará Andrés Iniesta, un jugador que ha escrito una de las páginas más gloriosas de la historia del fútbol español con el gol a Holanda que dio a España el único Mundial con el que cuenta en sus vitrinas. El manchego, ídolo y uno de los veteranos de la selección española, ha asegurado públicamente que no le gustaría que se pitase el himno español. La cuestión es si la afrenta de los pitos y las faltas de respeto motivarán a Iniesta para mostrar en ese preciso instante su rechazo claro y sin ambigüedad a lo que suceda en el Camp Nou.