Deconstruyendo el clásico
El Madrid frenó al Barcelona con el esquema de Múnich. La MSN no ayudó a cambiar la dinámica. Jesé agudizó los problemas de la segunda parte.
Luis Enrique y Carlo Ancelotti posicionaron las fichas sobre el terreno de juego tal y como se esperaba, pero con alguna novedad en el Real Madrid. Mientras el Barcelona empleó un único sistema, el 4-3-3, los blancos basaron su superioridad inicial en dos esquemas.
Atacando utilizaban el esquema habitual con Bale, Benzema y Ronaldo en ataque pero los tres delanteros, se vieron beneficiados por el sistema defensivo. Ancelotti utilizó la táctica de Munich, con dos lineas de cuatro, en defensa y en el centro del campo.
El Real Madrid tenía dos lineas de cuatro muy juntas. Isco, Kroos y Modric bascularon hacia la izquierda, dejando espacio a Bale. El galés cumplió con creces en la primera mitad, la tarea que le designó Carlo Ancelotti. Con poco espacio entre líneas, el Barcelona no tenía vías de pase para conectar entre ellos y no había metros para realizar desmarques.
Gareth Bale tuvo ocasiones en ataque, pero su ayuda en defensa se notó hasta en área propia. Carvajal se vio beneficiado de una ayuda extra que cortó las subidas de Neymar y Jordi Alba por la banda izquierda.
Sólo el balón parado con el gol de Mathieu evitó que el muro del Madrid fuera infranqueable en la primera mitad. La seguridad que tenía el Real Madrid se traslado al ataque donde acumulaban ocasiones.
El Barcelona se veía en la obligación de acumular jugadores en ataque para generar peligro y eso provocaba espacios en su espalda. Bale y Ronaldo tenían espacio para correr y Benzema era quien recibía de espalda. En esta jugada, el Real Madrid no marca gol porque Bale no controla bien la pelota cuando sólo tenía que asistir a Ronaldo. Fue una táctica parecida a la que empleó José Mourinho en 2010. El Madrid recuperaba con cierta facilidad y en tres pases era capaz de llegar a zona de peligro. El ejecutor de los contraataques era Luka Modric. Los blancos recuperaban el balón con cierta facilidad y el croata siempre estaba bien posicionado para dar salida al balón. Salía airoso de la tímida presión culé.
El Real Madrid también trabajó la presión organizada. Los tres atacantes del Barcelona no bajaban a recibir, el Madrid cerraba cualquier vía de pase y en este caso, Piqué se veía obligada a dar un balonazo donde Neymar, Suárez y Messi no son especialmente fuertes.
En los mejores minutos del Real Madrid en la primera mitad, consiguieron meter al Barcelona en su propia área. Los azulgrana acumulaban hasta nueve jugadores en defensa. Carvajal o Marcelo abrían el campo por las bandas y encima tenían controlado el rechace para comenzar jugada de nuevo. Isco, Kroos y Modric esperaban en la frontal sin oposición. Messi, clave para bien o para mal del Barcelona, no bajaba a recibir y en ataque fue anulado por el Real Madrid.
Messi estuvo encasillado en la banda izquierda y de ahí no se movió Isco que una vez más, fue el jugador más sacrificado. A penas tuvo presencia en ataque porque su principal objetivo era neutralizar a Leo. El argentino siempre tuvo la sombra del malagueño y la ayuda de Kroos. Precisamente, esa banda izquierda, la mejor baza del Barcelona, fue su peor enemigo en la primera mitad.
Una de cada dos jugadas del Real Madrid se producían por la banda izquierda. El equipo blanco se aprovechaba de las subidas de Marcelo, la presencia de Isco y de que Ronaldo suele caer por esa zona. Movimientos que coincidían con la nula ayuda de Leo Messi en defensa y el poco cuidado de Dani Alves en cubrir su espalda.
La segunda parte fue otra historia
El gol de Luis Suárez cambió el partido. El delantero uruguayó estuvo perdido en la primera parte pero en la segunda, con su tanto, dio alas al Barcelona o más bien, se las cortó al Real Madrid que se vino abajo. Los azulgrana se pusieron por delante y al Madrid le entraron las prisas. El equipo se partió por completo y los cambios de Carlo Ancelotti no ayudaron.
Los cuatro jugadores de blanco de la izquierda no son defensores. Son cuatro atacantes. Benzema, Ronaldo, Bale y Jesé. Pese a que Ancelotti busca un 4-4-2 con la entrada del canario, la realidad es que el equipo se parte y es un 4-2-4. No hay ayudas en el centro del campo y el defensa del Madrid que trata de iniciar jugada, se veía obligado a realizar un balón en largo.
El orden defensivo del Madrid provocaba la recuperación de balón, y con ello, el contraataque o la posesión larga. Sin lo primero, el Real Madrid perdió presencia en ataque. Los jugadores fueron testigos del juego de pase rápido del Barcelona en la segunda mitad. El ejemplo de ello es Gareth Bale. Pueden comprar la gráfica del galés. A penas toco el balón en los segundos 45 minutos.
Otra de las claves de la mejoría del Barcelona estuvo en Leo Messi.
En la segunda parte, con el marcador a favor, sin la intensidad defensiva y con más espacios, apareció la figura de Leo Messi. El argentino intercambio su posición con Rakitic y se fue al centro del campo. Con él, comenzaron las posesiones largas que fueron poco a poco matando el partido.
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