La tanda de penaltis. ¿Fortuna o especialización? ¿Método justo para deshacer un empate o crueldad? Un debate que nunca se cerrará. Pero a tenor de lo vivido este martes en el Vicente Calderón, queda claro que determina un aspecto crucial dentro del mundo del fútbol.
Sin embargo, la manera en que apareció es mucho más simple. Casi de forma casual. Fue en Cádiz, en 1962, durante la disputa de un torneo amistoso.
Rafael Ballester, el iniciador
El prestigioso Trofeo Ramón de Carranza gaditano vivía ya su octava edición. En esta ocasión, los equipos citados eran el Barcelona, el Zaragoza, el Inter de Milán, y el San Lorenzo argentino. La final la disputarían los dos conjuntos españoles. Al término de los 90 minutos se llegaría con empate a cero.
En la prórroga, Marcelino adelantaba al Zaragoza, entonces denominado de los Magníficos gracias a la delantera que formaban Villa, Lapetra, Santos y el propio Marcelino –Canario se uniría un año más tarde-. Pero en el último minuto Cayetano Ré lograba el empate para los azulgrana.
Entonces, el tradicional sistema para deshacer la igualada era repetir el partido el día siguiente. Como quiera que ambos equipos, ya cerca de comenzar la competición, debían afrontar diversos compromisos, se buscó una solución inmediata. Cuatro años antes se había apuntado la opción de que en caso de finalizar la prórroga con empate, se adjudicaría la victoria el equipo que hubiera obtenido menos saques de esquina en contra. No era del agrado de nadie.
Lo primero que se pensó fue en el lanzamiento de una moneda, un sistema que se había usado anteriormente en competiciones oficiales, de infausto recuerdo para el fútbol español. Fue un periodista gaditano, Rafael Ballester, quien apuntó otra posibilidad: que cada conjunto lanzara una tanda de cinco penaltis, todos seguidos, sin alternancia, y el que más goles marcara, era el vencedor. De inmediato fue aceptada por los dos conjuntos.
El brasileño del Zaragoza Adrualdo Barroso Da Silva, más conocido como Duca, fue el primero en lanzar, y marcó. De ese modo, se convertía en el futbolista que anotaba el primer penalti de una tanda en la historia del fútbol. El destino quiso que aquella tanda de cinco lanzamientos terminara en empate a tres, con lo que se decidió repetir otra serie con los mismos disparos. Ahora comenzaría el Barcelona, que anotó sus cinco penaltis. En cuanto inició su tanda el Zaragoza, precisamente Duca falló el lanzamiento. El triunfo era azulgrana.
Karl Wald se apunta el mérito
Tras el éxito que había cosechado el lanzamiento de la tanda de penaltis por su emoción y diversión, Rafael Ballester hizo llegar la idea a la FIFA, pero no le hicieron demasiado caso. Años más tarde, en 1970, sería un árbitro alemán, Karl Wald, quien acudiría al máximo organismo futbolístico con la misma idea. En este caso, fue estudiada y aprobada, por lo que internacionalmente se considera a Wald el creador de la tanda de penaltis.
Aún así, no fue hasta la Eurocopa de 1976 cuando el sistema comenzó a aplicarse en las competiciones internacionales, dando lugar por cierto en aquella edición al que quizá sea el penalti más famoso de todos los tiempos, el de Antonin Panenka. Quizá, de haberse aplicado antes, el Atlético de Madrid no hubiera caído derrotado en la final de la Copa de Europa de 1974. O quizá, de no habérsele ocurrido la idea a un periodista gaditano una noche de verano de 1962, hoy el Atlético de Madrid no seguiría vivo en la Champions.