La vida le asestó un duro golpe cuando aún no había cumplido un año de edad. Con apenas nueve meses, al pequeño Alejandro le detectaron polirradioculoneuritis, una enfermedad autoinmune del sistema nervioso periférico que provoca debilidad muscular, ataxia –descoordinación en el movimiento–, pérdida de reflejos, fatiga extrema y sensaciones anormales (parestesia), tanto en los miembros superiores como inferiores. En su caso, la enfermedad le dejó los brazos laxos y una minusvalía del 77 por ciento. Pero él nunca se rindió, llegando a convertirse en un auténtico ejemplo de superación.
Así es Alex Vidal Álvarez (Santa Eugenia de Ribeira, La Coruña, 1981), tricampeón del mundo de para-taekwondo (taekwondo paralímpico). Antes de dominar su especialidad, este gallego tuvo que competir con gente sin ningún tipo de discapacidad. Y, por sorprendente que pueda parecer, a muchos de ellos les ganaba.
¿Cómo llegó hasta el taekwondo y luego al para-taekwondo? Así lo explica el propio Alex en declaraciones a Libertad Digital: "Estaba en el gimnasio y el taekwondo empezaba como deporte en la clase de adultos. Yo llegué un poco de rebote, por la rehabilitación. Juanlu (Juan Luis Martínez, su entrenador de toda la vida) vio que tenía potencial en las piernas y que me movía bastante rápido, y un día me dijo: 'Venga, ponte aquí'. Empecé en el taekwondo y me enganchó. Mis compañeros me trataron como a uno más, como si no tuviera ningún tipo de discapacidad".
"Al principio me daban unas tundas tremendas", cuenta con una sonrisa, "pero, oye, eso me animó a seguir y fui mejorando con el paso del tiempo. Al cabo de unos meses le dije a mi entrenador: 'Yo quiero competir, Juanlu'. Al principio me ponían problemas por el tema de la aseguradora, por la posibilidad de que te dejaran KO, pero al final pude competir. En 2007, fui al primer Campeonato de Galicia promesas y gané".
Así es cómo hizo historia, convirtiéndose en el primer taekwondista en ganar un campeonato con gente sin discapacidad. Y así fue cómo le empezaron a llegar los triunfos en el taekwondo a Alex, que trabaja como administrativo en una empresa del puerto de Ribeira –a unos 65 kilómetros al suroeste de Santiago de Compostela– y apenas consigue sacar un hueco para ir a entrenar y enfundarse el dobok.
Al año siguiente de empezar a competir, en 2008, quedó tercero en el Campeonato de Galicia absoluto y en 2009 fue subcampeón, además de conseguir un meritorio cuarto puesto en el Campeonato de España de clubes. "Buscas otras formas, ¿sabes? ¿Que no puedes bloquear? Optas por la velocidad, salir y entrar rápido", dice Alex, desvelando los secretos de su éxito.
Fue en ese mismo 2009 cuando el coruñés dio el salto al para-taekwondo, para acabar convirtiéndose en el rey de la especialidad con el paso de los años, después de que la Federación Mundial de Taekwondo (WTF, por sus siglas en inglés) formase el Comité de Para-Taekwondo en 2005. Y Alex, como no podía ser de otra forma, acudió al primer Campeonato Mundial de para-taekwondo, celebrado en Bakú (Azerbaiyán) en junio de 2009 y donde quedó subcampeón.
"Cuando surge la idea vamos a ciegas porque no sabemos cómo es eso. Sólo sabemos que tuvimos que mandar un montón de informes médicos. Al llegar al para-taekwondo te encuentras con algo distinto; estás acostumbrado a que en taekwondo puedes tirar a la cabeza y en para-taekwondo no dejan. Cambia el estilo de combate porque se hace más adelantado (...) En la final de aquel Campeonato, llegamos empatados al último asalto. Yo me quedé en la silla pensando en el punto de oro, pero resulta que lo habían suprimido. Al final pierdes el campeonato y te quedas con cara de tonto", relata.
Un año después, en Rusia 2010, Alex Vidal volvió a ser subcampeón y luego llegaron los tres títulos consecutivos, en Aruba 2012, Suiza 2013 y Moscú 2014. "Cogimos una buena dinámica de trabajo y nos dedicamos ya al para-taekwondo, con un trabajo más específico", relata el gallego, que recuerda que esta disciplina ha sido incluida en los Juegos Paralímpicos a partir de Tokio 2020. "Hay bastante nivel. Cada año va a ser más duro, pero de momento las cosas están saliendo bastante bien", señala Alex, cuyo objetivo más inmediato es el Campeonato de Europa que se disputará en Moldavia el 20 de abril.
Pero no todo es color de rosa en la carrera de Alex. Además de su propia minusvalía, este taekwondista tiene que afrontar la crisis económica y la falta de ayudas por parte de las autoridades, más patente si cabe en un deporte tan minoritario como el para-taekwondo. "La cosa está muy apretada en el tema de dinero y tienes que buscarte la vida para poder costearte los viajes. Menos mal que en noviembre pude coger un patrocinador de cara al Campeonato de Europa", relata Alex, que ha querido compartir con este periódico la anécdota de su amuleto, una simple toalla de la que no puede despegarse.
"Una compañera, en el primer Campeonato del Mundo al que fui (Bakú 2009), me regaló su toalla, serigrafiada con su nombre. Desde entonces es mi amuleto y tiene que ir conmigo a todos lados. En la última final, el año pasado en Moscú, en plena euforia por haber ganado, me llamaron para que fuera al control antidopaje… y la toalla había desaparecido. Le dije al entrenador de la Federación: 'Por Dios, Cristian (Reynoso), que no puedo ir a otro campeonato más sin la toalla, que me muero'. El pobre Cristian estuvo buscando la toalla y al final la encontró. La había cogido un turco. Es verdad que uno es bueno, pero seguramente sin mi toalla no habría ganado", afirma Alex entre risas.