Sobre la entrada del bloque K del Glücksgas-Stadion de Dresde un panel luminoso reza "el racismo no es un grito de animación". Es la entrada a la grada donde se sitúan los aficionados más radicales del Dynamo Dresden, un club que trata de reverdecer tiempos pasados desde la tercera división del fútbol alemán.
En los últimos años, el club ha estado en boca de todos por la violencia de sus los radicales que poblan un sector de sus gradas y están considerados como la afición más conflictiva de Alemania. En las gradas suelen lucir con orgullo pancartas que recuerdan algunos de los episodios más violentos que han protagonizado.
En 2012, se produjo uno de los hechos más graves cuando el club fue expulsado de la Copa de Alemania por los disturbios provocados por sus hinchas en el encuentro ante el Hannover 96. Un año antes, había sido sancionado con 100.000 euros y un partido a puerta cerrada por los disturbios protagonizados por sus ultras.
A pesar de que en Dresde la violencia en el estadio está fuertemente enraizada, en el año 2007, los incidentes entre hinchadas provocaron la intervención del Gobierno alemán para poner freno a un movimiento que había empezado a generar una preocupación seria en todo el país. De ahí salió una cumbre en la que los clubes se sentaron con el Gobierno para tratar de encontrar soluciones.
"Estadio seguro"
Previamente, los equipos habían reclamado la colaboración de los ciudadanos trasladaron algunas de sus propuestas dicha reunión. El resultado fue un documento para llevar adelante lo que se bautizó como "Estadio seguro", un conjunto de medidas con las que se alcanzó un acuerdo para mejorar las medidas de seguridad, endurecer los castigos y aumentar los controles sobre los aficionados violentos, algo que recuerda a las medidas que se quieren tomar en España.
En Alemania, los clubes dirigieron su mirada hacia los aficionados, trataron el problema con ellos y escucharon sus propuestas. Una gran parte de la afición rechazó las medidas impuestas y denunciaron sufrir una persecución, pero la del Dynamo Dresden ha tratado de limpiar su imagen en los últimos años, además de la colaboración de las autoridades que ya ha prohibido a un centenar de personas acudir al fútbol.
Aficionados y club hacen grandes esfuerzos por desterrar a los violentos y se han puesto en marcha todo tipo de medidas para que los aficionados más jóvenes huyan de estos grupos y entiendan el fútbol de otra manera. Según relata el periodista David Ruiz de la Torre en Fútbol que estás en la tierra, una de las acciones más llamativas que se han llevado a cabo tiene que ver con el precio de las entradas. El club ha decidido cobrar cinco euros más en las entradas de la zona del campo destinado a los hinchas radicales. Con ello, pretenden conseguir un fondo para cubrir los posibles gastos derivados de las multas y los destrozos que puedan causar.
Y el resto de aficionados, con la ayuda de la entidad, ha llevado a cabo otra de las propuestas redactadas por el Gobierno. Se puso en marcha el Fan-Projekt que trata de reconducir la conducta de los jóvenes que han entendido desde muy pequeños en la ciudad el fútbol desde la óptica violenta. Trabajadores sociales tratan de ayudarles a canalizar esa pasión de una manera distinta a la que han vivido siempre, organizan talleres y charlas e, incluso, cuentan con bolsas de trabajo y cada año se premian las acciones y propuestas más tolerantes para desterrar el racismo y la xenofobia. A ellos se debe el cartel luminoso que ven cada día cuando entran en el famoso bloque K del estadio. En el Dynamo Dresden saben que el camino acaba de empezar y que es imposible erradicar de golpe todo lo sembrado, el primer paso ha sido empezar a remar en la misma dirección.