Este fin de semana se disputa un nuevo duelo entre la Real Sociedad y el Athletic. Es el derbi, la fiesta del fútbol vasco. Aunque en esta ocasión ninguno de los dos conjuntos llega con las mejores sensaciones, es un partido que siempre deja algo especial.
Muchos son los capítulos que ha escrito a lo largo de la historia, aunque quizá uno de los más recordados se produjo hace justo 28 años. Y dejó ciertas consecuencias.
Era el 5 de diciembre de 1976. El duelo se disputaba en el ya desaparecido Atocha, y los dos conjuntos llegaban en un buen momento de forma. Los rojiblancos tenían entre sus filas a jugadores como Iríbar, Irureta, Rojo o Churruca; los blanquiazules, a Arconada, Idígoras, Satrústegui o López Ufarte. La Real era quinta; el Athletic, décimo, aunque a sólo tres puntos. El partido se presentaba vibrante. Como siempre.
Pero claro. Como decíamos, era finales de 1976. Un momento de cambio histórico en España. Se puede decir que, en realidad, la transición, después de la muerte de Francisco Franco, apenas estaba comenzando. Todo era complicado, y como no podía ser de otra manera, el proceso desde la dictadura hacia la democracia tuvo momentos peliagudos y de riesgo.
Uno de esos episodios se vivió aquel 5 de diciembre de 1976, en Atocha. Los dos conjuntos decidieron salir a la vez al terreno de juego, algo habitual hoy día, pero totalmente insólito en aquella época. Y lo hicieron con la ikurriña vasca entre medias. En aquellos momentos aún era una bandera ilegal y prohibida –y por ello usada por ETA para asesinar-. Lucirla aún podía ser motivo de detención. Iríbar y Kortabarría, los dos capitanes, eran los portadores. "El llevarlo en sigilo fue la clave para que todo saliera bien", confesaría López Ufarte. "Fue una decisión unánime".
La bandera fue ubicada en el centro del campo, alrededor de la cual se colocaron los jugadores de ambos equipos. Era mucho más que un gesto. Era una declaración de intenciones, y era el hermanamiento de ambos conjuntos en la defensa del País Vasco y el desafío a España. Es considerada, además, la primera muestra pública tolerada de la ikurriña desde la dictadura, pues nunca se tomó ninguna acción en contra del gesto. Poco después, el 19 de enero de 1977, sería legalizada, y en 1979 se convertiría en la bandera de la Comunidad Autónoma Vasca.
Precisamente, y como afirma Iríbar, "fue un paso importante que ayudó mucho a la legalización final de la ikurriña. Primero fue permitida, y luego legalizada. Hubo dudas, por ver qué podía pasar, pero parecía imposible que nos pudieran hacer algo a dos equipos de fútbol de cierto renombre. Fue como el impulso final".
Posteriormente, los dos capitanes y principales protagonistas de la escena, tanto Iribar como Kortabarria, tuvieron también bastante repercusión política. El portero formó parte de una las primeras mesas nacionales como fundador de Herri Batasuna, coalición de la que se desligó años después, mientras que el realista ha sido de los pocos jugadores vascos que abiertamente rechazó sus convocatorias con la Selección Española después de 1977 por motivos ideológicos. Ahora clama por una Selección de Euskadi que pueda participar en competiciones oficiales.
El partido, por cierto, terminaría 5 a 0 a favor de la Real Sociedad, con tantos de Gaztelu y Satrústegui, que lo hicieron por partida doble, y Zamora. Aun así, en la Liga terminaría tercero el Athletic y octavo el conjunto donostiarra.