Trabajando noche y día, obligados a hacer horas extra, con los salarios retenidos, bajo el sol de Qatar y sin las condiciones de seguridad mínima. Mientras la FIFA ha cerrado en falso sin decretar culpables las denuncias de corrupción sobre la elección de los Mundiales de Rusia 2018 y Qatar 2022, las denuncias sobre las condiciones de los trabajadores que construyen los estadios en el país del Golfo Pérsico no dejan de crecer.
Qatar, cuna de yacimientos petrolíferos y uno de los países más ricos de mundo, ha dado un giro en su política deportiva en los últimos años. El deporte se ha convertido en el mecanismo ideal para traspasar fronteras y ganar adhesiones en todo el mundo y el poder económico ha hecho todo lo demás. Por ello, el país se ha lanzado a la organización de eventos deportivos de todo tipo. Desde carreras de Fórmula Uno y MotoGP, a competiciones de atletismo, pasando por el Mundial de Balonmano.
Pero sin duda, el evento estrella es el Mundial de Fútbol, la competición más seguida en todo el mundo, el escaparate perfecto para mostrarse ante todos. Sin embargo, los borrones de Qatar 2022 no han dejado de empañar todo lo que rodea al país. Primero, llegaron las acusaciones de compra de votos para asegurarse la elección y, luego, llegaron los escándalos por la situación de los trabajadores que están construyendo sus futuristas estadios.
Denuncia de Amnistía Internacional
A pesar de que las autoridades de Qatar se comprometieron hace unos meses a hacer una reforma de las condiciones de los obreros después de un demoledor informe de la ONG Amnistía Internacional, el país sigue sin garantizar los derechos humanos. Esta vez ha sido el diario británico The Guardian el que ha hecho público que hasta 3.000 obreros norcoreanos trabajan en pésimas condiciones para Qatar 2022.
A las duras y peligrosas condiciones de trabajo, la pobreza, los trabajos forzados, así como las situaciones de violencia física y sexual que padecen, se une que tan sólo perciben un 10% del salario que les corresponde y, normalmente, con retraso. El 90% restante va enviado directamente a Corea del Norte. De esta manera, el régimen de Kim Jong-un se asegura la entrada de divisas extrajeras en el país y recibe una fuente de ingresos extra.
Pyongyang utiliza una agencia estatal para enviar a sus trabajadores y así hacerse con la necesaria divisa extranjera. Según apunta el diario británico, hasta 65.000 norcoreanos trabajan fuera de su país "patrocinados" por el estado, principalmente en Rusia, China, Mongolia y Oriente Medio. Los norcoreanos son sólo una parte del 94% de la fuerza de trabajo de Qatar que está formada por extranjeros. Hasta el momento, las ONG calculan que podrían haber muerto cerca de 400 operarios por accidentes laborales y unas condiciones insalubres. Mientras, Qatar sigue acaparando los eventos deportivos de los próximos años.