El pasado verano, Marco Asensio estuvo en Barcelona visitando la ciudad donde iba a jugar los próximos años. El jugador, aficionado culé, iba a cumplir su sueño: jugar en el FC Barcelona. Su traspaso era inminente. El club azulgrana tenía un acuerdo con el futbolista, que sólo esperaba que Barça y Mallorca cerrarán el traspaso. Pero en los últimos días ocurrió algo que Andoni Zubizarreta no esperaba. Ante el interés de bastantes clubes por Asensio, el club bermellón pidió 4,5 millones de euros, unos 3 millones más de lo que tenían pensado pagar.
Zubizarreta pudo cerrar en ese mes de agosto el traspaso de Asensio al Barcelona. Ocupaba la pole position al contar con el deseo del jugador de vestir de azulgrana. Pero la indiferencia mostrada por el director deportivo dio paso al mes de septiembre, al cierre del mercado y a la posibilidad de que otros clubes ficharan a Asensio. Con lo que tampoco contaba Zubizarreta era con la sanción de la UEFA. El 20 de agosto, el organismo del fútbol europeo rechazaba el recurso del Barça y le dejaba sin fichar hasta el invierno de 2016.
Asensio, según los informes del Real Madrid, puede ser una de las estrellas del futuro. En su primera temporada en la primera plantilla del Mallorca, ya es titular. Ha jugado 13 partidos para marcar tres goles. Lo normal, eso sí, es que el jugador, capitán de la selección española sub-19, se marche la próxima temporada cedido a un equipo de la Liga BBVA. Era una de las exigencias de Asensio que confirmaba este lunes su representante, Horacio Gaggioli.
Zubizarreta ha vuelto a quedar en evidencia como director deportivo del FC Barcelona. Y, lo que es más doloroso para los aficionados del azulgranas, le ha dejado en evidencia el Real Madrid y en concreto su presidente, Florentino Pérez.