
Luis Suárez se sincera en su autobiografía, titulada Mi vida, Luis Suárez (Ed. Planeta), y habla de cómo se sintió este verano tras la sanción de cuatro meses que le impuso la FIFA por su mordisco a Giorgio Chiellini en el Mundial de Brasil.
El uruguayo, fichado este verano por el Barcelona, dice que pasó un auténtico calvario más propio de una película que de la vida de un deportista de elite y cree que le trataron "peor que a un criminal".
"Lo absurdo de la suspensión de la FIFA se volvió cada vez más evidente", dice Suárez, que pasa a relatar cómo vivió su llegada al Barcelona ante la sanción del máximo organismo del fútbol mundial, prohibiéndole cualquier actividad relacionada con este deporte. "Tuvimos que planificarlo todo cuidadosamente ante el supuesto de que los paparazzi o algún hincha me tomara una foto realizando alguna actividad remotamente relacionada con el fútbol", dice.
El jugador de Salto, de 27 años, recuerda que tuvo que "firmar un contrato casi clandestinamente sin que llegara a ser un asunto público. Tuvo que planificarse meticulosamente todo para que nadie nos viera y no hubiera fotos. Había un plan de tres coches que salían desde tres salidas diferentes para el caso que la prensa hubiera sido alertada".
En cualquier caso, el delantero es consciente de que cometió "un error". "Fue mi culpa. Era la tercera vez que me pasaba (morder a un rival) y necesitaba ayuda", afirma.
También cuenta Luis Suárez cómo le acogió el vestuario del Barcelona. "El míster dijo: 'Bueno, ellos finalmente lo sacaron de Guantánamo para estar con nosotros en el entrenamiento'. Todos aplaudieron al prisionero liberado y yo traté de no ruborizarme por ser el centro de atención".
Suárez, que asegura que quiere ser recordado por su fútbol y no por sus mordiscos, también revela que estuvo a punto de fichar por el Arsenal en 2013, pero que fue Steven Gerrard, su excompañero en el Liverpool, quien le convenció de que no se marchara a los gunners: "Tuvo ojo clínico. Me dijo que me quedase y jugase bien en el Liverpool y que en el próximo ya vendría el Bayern, el Madrid o el Barça. 'Vendrán a por ti porque tienes calidad para jugar en cualquiera', me dijo".
Asimismo, Luis Suárez compara sus mordiscos con el más famoso de la historia del boxeo, el que propinó Mike Tyson a Evander Holyfield en junio de 1997. "Ninguna de mis mordidas fue como la de Mike Tyson a Evander Holyfield, pero a eso nadie le importa", recuerda el charrúa, insistiendo en que alguna de sus agresiones fueron provocadas por algunos defensas.