El año 2014 será difícil de olvidar dentro de la Federación Española de Fútbol (RFEF). La selecciones absoluta y sub-21 han cosechado sendos fracasos, que ponen en cuestión el futuro inmediato del fútbol nacional y obligan a reflexionar sobre lo sucedido después de una época plagada de éxitos.
El fin de ciclo español comenzó en Brasil. El combinado que dirige Vicente del Bosque llegaba al Mundial para defender el título cosechado en Sudáfrica y como gran dominador del fútbol europeo tras haber ganado las dos últimas Eurocopas. Eran muchas las esperanzas albergadas en pelear por repetir el cetro mundial, pero el equipo cosechó uno de los fracasos de la historia del fútbol nacional.
España fue goleada por Holanda en el primer partido y cayó con Chile en el segundo para sumar su único triunfo antes de regresar a casa en el último partido de la fase de grupos ante Australia. El fiasco obligó a reflexionar sobre el final de una generación que había llegado a su límite y abrió el debate sobre la entrada de nuevos futbolistas.
Del Bosque ha dirigido su mirada hacia la sub-21, la selección que había ganado los dos últimos europeos y que era la principal favorita para ganar la próxima Eurocopa en la República Checa en 2015. Con Albert Celades en el banquillo en sustitución de Julen Lopetegui, España no perdió ninguno de sus partidos en la fase de grupos pero se encontró con Serbia en la eliminatoria para conseguir el pase al torneo y una plaza en los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro 2016.
Con estrépito y contra todo pronóstico, la sub-21 cayó este martes en casa ante los balcánicos y se despidió de los dos torneos más importantes de los próximo dos años. El punto final de la generación que debe nutrir a la absoluta deja un sabor amargo entre los técnicos y la duda sobre el necesario relevo generacional que reclama el conjunto de Vicente del Bosque. El año 2014 se cerrará como un periodo nefasto para una selección española que ha tocado fondo después una inolvidable época de éxitos.