El día que Inglaterra dobló la rodilla ante los nazis
Banderas nazis en Londres, saludos brazo en alto, reconocimientos a Hitler...toda una vergüenza para el fútbol inglés.
Inglaterra fue uno de los principales bastiones de lucha contra la expansión del nazismo. La Commonwelth, con Estados Unidos, representó la unión oficial contra la otra mitad del mundo. En la sombra, la resistencia francesa, la fuerza oscura de Rusia y, un gran número de exiliados españoles que se integraron con Leclerc a las tropas aliadas.
Pero eso no siempre fue así. Hubo un día –o mejor dicho dos- en que el país británico doblegó ante las autoridades nazis. Lo hizo a través del fútbol, y las imágenes de ambas jornadas han quedado para siempre en los recuerdos más funestos de la historia de Inglaterra.
Bandera nazi en Londres
El primer capítulo se vivió en diciembre de 1935. Inglaterra invitó a Alemania a disputar un partido amistoso en la isla. Ambas selecciones se consideraban a sí mismas las mejores de Europa, así que el choque debía ser un espectáculo. El problema era que en Alemania había llegado al poder el partido nazi dos años antes, cuyas ideas no eran bien vistas por el pueblo británico.
Y mucho menos en Tottenham, un barrio de Londres en el que habitaba una numerosa comunidad de judíos. No hay que olvidar que apenas tres meses antes Hitler había aprobado las Leyes de Nuremberg, con un marcado carácter racista y antisemita, y que, entre otras, prohibía la relación del pueblo judío con el alemán. Fue el preludio de la terrible persecución de los nazis a los judíos.
El temor emergió desde el mismo momento en que se conoció que se iba a disputar el partido. Por un lado, a las protestas que pudieran surgir en Londres; tanto, que incluso la Secretaría de Estado británica se llegó a plantear su suspensión. Por el otro, a la llegada masiva de seguidores nazis, que exhibirían sin pudor toda su simbología, y que además fueron recibidos afectivamente por diversos partidos británicos de ideología afín.
La tensión explotó cuando, horas antes del partido y en los aledaños del estadio, se llevó a cabo una manifestación antinazi. Ahí se iban a encontrar unos 50.000 aficionados ingleses y unos 10.000 germanos. La policía británica tuvo que ingeniárselas para apaciguar la situación, que finalmente terminó con siete detenidos.
Pese a todo, el partido se disputó. Y no tuvo demasiada historia: 3-0 para Inglaterra de manera sencilla. Pero la estampa ya se había producido justo antes de comenzar el choque. El himno nazi sonando en suelo inglés, los jugadores alemanes realizando el saludo brazo en alto, y la esvástica ondeando en la tribuna
El saludo nazi inglés
Una imagen que supuso un gran impacto en el pueblo inglés, pero que aún se iba a superar sólo tres años más tarde. Fue en mayo de 1938, en el Estadio Olímpico de Berlín. Ahí, a pesar de lo sufrido en el amistoso de 1935, y a pesar de que sólo dos meses antes Alemania había invadido Austria, iba a disputarse otro amistoso entre la selección germana y la británica. Y la escena iba a ser aún más esperpéntica.
Poco antes de saltar al terreno de juego, los futbolistas ingleses recibieron la orden del embajador británico en Alemania, Nevil Henderson, de realizar el saludo nazi mientras sonaba el himno. Los once titulares ingleses, brazo en alto, rindiendo pleitesía al Fuhrer y su régimen. Una imagen que hoy día sigue abochornando a Inglaterra. No estaba Hitler en el palco, pero sí Goebbels, Goering, Ribbentrop o Hess, entre otras autoridades nazis.
El gesto provocó la indignación de la prensa británica, que consideró la imagen como un acto de aprobación y servilismo hacia el nazismo alemán. La teoría de Henderson, quien había dado la orden, era que a los nazis convenía tenerlos contentos con gestos como éste, y que de ese modo evitarían su enfado. Sólo un año después, Londres y Alemania se declaraban la guerra. El partido, por cierto, terminó 3-6 a favor de Inglaterra.
No sólo fútbol
Además, como afirma el periodista Jonathan Duffy en BBC News Online, el gesto fue mucho más allá de lo deportivo. Era una victoria alemana para mandarle al mundo un mensaje de que no era un país ruin; incluso Inglaterra así lo reconocía. Era, a su vez, un mensaje de paz, de fair play, al mismo tiempo que Hitler comandaba la invasión de Checoslovaquia.
"La derrota ante Inglaterra poco importó. Era claro que eran superiores. Pero la victoria estuvo en el terreno de la propaganda. El efecto que tuvo ese partido fue mucho más importante que cualquier otra cosa", afirma el periodista.
Escocia no lo hace
Mientras tanto, los escoceses apuntan otro dato con orgullo. En 1936, sólo un año después de que Alemania visitara Inglaterra, los germanos acudieron a jugar un partido en IBrox Park, Glasgow. El partido se disputó, sí; e incluso jugadores y aficionados alemanes realizaron el saludo nazi. Pero los escoceses se cuidaron de no realizar ningún gesto que pudiera ser relacionado como un reconocimiento del nazismo. Ni brazos levantados, ni banderas, ni nada…
Esa imagen quedará para siempre en el recuerdo, en el infausto recuerdo, del fútbol inglés. Probablemente, el momento más lacerante en la prestigiosa historia de la selección inglesa.
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