Además de Sergio Romero, decisivo en la tanda de penaltis con sus paradas a Ron Vlaar y Wesley Sneijder, otro de los héroes de la selección argentina en la segunda semifinal en Sao Paulo fue Javier Mascherano. El jugador barcelonista, que firmó un partido soberbio, resultó providencial en el minuto 90 al tapar con su cuerpo un remate de Arjen Robben y evitó así lo que hubiera sido el gol de Holanda que, a buen seguro, habría dejado a la Albiceleste fuera de la final contra Alemania.
La afición argentina no duda en elogiar al Jefecito, uno de los mejores jugadores de la selección en este Mundial, y el propio futbolista de San Lorenzo explica así la jugada con Robben. Sin cortarse un pelo, de la manera más gráfica posible.
"Se me abrió el ano en esa jugada, por eso tenía tanto dolor. Perdón por la expresión: no quiero ser grosero, pero fue así", confesaba Mascherano, que en la Albiceleste juega como mediocentro pese a que en el Barcelona viene actuando como central. "Robben perdió un segundo cuando la tocó y me dio la posibilidad de sacar la pelota. Cualquiera podría haberlo hecho, esa salvada no fue mérito mío", añadía el Jefecito.
A continuación, el centrocampista pasaba a hacer balance del equipo que dirige Alejandro Sabella. "Le pongo un 10 a este equipo, a pesar de que quizás a los hinchas no les gusta el juego de la Selección. Estuve tranquilo en la cancha y me da orgullo saber que cada jugador hizo lo que debía hacer", finalizó.