Este sábado dio comienzo el mes del Ramadán, la celebración religiosa más popular para el mundo islámico y que celebra un cuarto de la población mundial. Durante el mes, los fieles no pueden comer, beber, fumar ni mantener relaciones sexuales durante las horas diurnas. Y todo ello, en pleno Mundial de Brasil.
Y la principal perjudicada es la selección de Argelia, que se enfrenta esta noche a Alemania en los octavos de final del torneo. Los jugadores tienen la disyuntiva entre cumplir con los preceptos del Islam o saltarse el Ramadán para poder afrontar en mejores condiciones físicas un encuentro marcado por las altas temperaturas y la gran humedad.
El seleccionador de Argelia, el bosnio Vahid Halilhodzic, se apresuró a comunicar a sus jugadores que no tendrán que cumplir con la obligación de ayunar mientras estén compitiendo en el Mundial. A cambio, los miembros de la expedición recibirán la visita de un imán, que ejercerá de guía para que no descuiden su respeto al mes sagrado islámico.
No obstante, no todos los sectores defienden esta postura y desde Argelia se ha defendido que un partido de fútbol no es causa suficiente para romper el ayuno. De hecho, la prensa francesa ha alertado de que algunos grupos islamistas extremos podría emprender alguna acción contra los futbolistas que no respeten el Ramadán, por lo que no todos los futbolistas se saltarán el ayuno.
Los jugadores argelinos no son los únicos musulmanes que disputan el Mundial. El francés Sagna y el alemán Mesut Özil también profesan la religión islámica y han confirmado que se saltarán el ayuno. "Trabajo y voy a seguir trabajando. Así que no haré el Ramadán, como trabajo es imposible para mí hacerlo este año", afirmó Özil.