La historia del fútbol argentino pasa irremediablemente por el 25 de junio de 1994, el día que el mejor jugador de toda su historia y uno de los mejores de todos los tiempos, Diego Armando Maradona, sufrió el golpe definitivo a su carrera profesional, el principio de un final que le hizo tocar fondo.
Argentina llegó al Mundial de Estados Unidos 1994 por la puerta de atrás, con el orgullo herido por el 0-5 encajado ante Colombia en la fase de clasificación y con el susto de la sufrida repesca ante Australia. Antes de aquello, Maradona ya había salido de la selección argentina. En 1991 había dado positivo por cocaína mientras militaba en el Nápoles, por lo que recibibió una sanción de 15 meses de la Federación Italiana. Decidió abandonar Italia dejando tras de sí una importante deuda con el fisco y recaló en el Sevilla en la temporada 1992/1993 en un preocupante estado de forma.
Tras un año en el Sevilla, regresó a su país para jugar en Newell's y reconciliarse con el fútbol. En plena depresión por la derrota ante Colombia, con Alfio Basile más cuestionado que nunca, la presión popular hizo lo demás y Maradona regresó a la selección para jugar la repesca ante Australia y el Mundial de Estados Unidos. Basile encontró la fórmula de darle espacio a los más veteranos con los jóvenes y Argentina se presentó como aspirante a todo.
El Pelusa vivió un renacer completo en el primer partido de Argentina en el torneo ante Grecia. Marcó uno de los tantos en la goleada ante los helenos (4-0) y despertó de nuevo el entusiasmo de todos los argentinos, que veían a su selección como una de las principales favoritas para hacerse con el título, liderada por un sobresaliente Maradona, escoltado por jugadores como Redondo, Simeone, Batistuta o Caniggia.
La bola del 10
Llegó entonces aquel 25 de junio de 1994. Como sucede hoy, Argentina se enfrentaba a Nigeria. Era el segundo partido del grupo y eran los grandes favoritos a la victoria. Maradona volvió a deslumbrar con dos asistencias a Caniggia y la albiceleste se hizo con el triunfo ante los africanos (2-1). Sin embargo, tras el partido el sorteo deparó que fuese la ola con el número 10 de Argentina quien pasase control antidopaje.
Cuatro días más tarde, se hacía público su positivo por cocaína y era expulsado por la Federación Argentina de Fútbol (AFA). "Esto me duele mucho, porque me cortan las piernas, me dan por la cabeza en un momento donde uno tiene la posibilidad de resurgir", afirmó el astro argentino. El positivo supuso el principio del fin del propio jugador y de Argentina en Estados Unidos 1994. El equipo, deprimido sin su referente, cayó en la tercera jornada ante Bulgaria y quedó eliminado en octavos de final ante Rumanía.
Maradona inició a partir de entonces su descenso a los infiernos. Hincó la rodilla con una nueva sanción de 15 meses, probó suerte como entrenador y regresó a Boca Juniors antes de afrontar su retirada definitiva en 1997.
Acorralado por sus adicciones, Maradona sepultó su vida personal. Se divorció y entró en una espiral que estuvo a punto de costarle la vida en varias ocasiones. Siempre lamentó aquella bola con el 10 que decretó que pasase el control antidopaje el 20 de junio de 1994, el día de la caída definitiva de un genio del fútbol llamado Maradona.