El Colombia - Costa de Marfil estaba destinado a ser un homenaje al fútbol abierto y sin ataduras, con dos selecciones valientes y atrevidas en busca del gol. Y así ha sido. No ha dudado ninguna de las dos selecciones en plantarse dentro del área contraria. Aunque el peligro lo ponía Colombia.
Sobre todo con un hombre, Cuadrado. Suena para el Barcelona, y desde luego, por lo visto hoy, no desentonaría. Ha sido un puñal y un continuo dolor de cabeza para la lenta zaga africana. Pero el problemas es que el nueve colombiano no es Falcao. Ni tan siquiera Bacca. Teófilo Gutiérrez lo ha intentado, pero le falta ese punch para embocar el balón dentro de la red. Cuadrado proponía, pero Teóflio no disponía.
Por el otro bando, sin Drogba ni Kalou, ambos en el banquillo, los africanos se encomendaban a las genialidades de Yaya Touré, que estaba sumamente vigilado, y a los chispazos de Gervinho. Pero así, entre propuestas y esperanzas, se apagó la primera parte del partido.
De un partido que nos dejó una de las imágenes del campeonato. Durante el himno de Costa de Marfil, Serey Dié, jugador del Basilea, lloraba como si no hubiera mañana.
Conexión James-Cuadrado
Pero en la segunda parte cometió un error que condenó a su selección. Fue lo que motivó el 2-0. Antes, James Rodríguez mandó a la red un cabezazo inapelable para Boubacar, el portero marfileño. La puso, quién si no, Cuadrado desde el córner. La conexión de sus dos mejores jugadores adelantaba a los cafeteros.
Era el 63 y apenas seis minutos después Dié perdió un balón que provocó la contra de Colombia. No era la primera, ni tampoco iba a ser la última. Salen rápidos como puñales. Faltaba Bacca, mucho más veloz que Teófilo. Con él, la goleada podría haber sido de escándalo. Y en esa contra recoge Quintero entrando como una bala por la derecha y bate por bajo al guardameta africano, subiendo el segundo al estadio Nacional de Brasilia.
Quedaban 20 minutos, y Colombia prefería guardar la ropa. Pero amarrar un resultado no siempre es fácil, y Gervinho, en su enésima intentona dentro del área, se marchó de tres defensas colombianos y batió disparando al palo a Ospina. El 2-1, el de la esperanza. Y poco más.
Colombia supo cómo perder tiempo y evitar que en los últimos 15 minutos se jugara mucho. Desde Valderrama no conseguía un hito parecido la selección colombiana. Están a un paso de alcanzar los octavos. Y si recuperan a Bacca, son más peligrosos de lo que parece. Costa de Marfil tendrá que ganar en la última jornada. Ahí se decide todo.