El Manchester City del chileno Manuel Pellegrini ganó hoy al West Ham (2-0) en la última jornada y se proclamó campeón de la Premier League por cuarta vez en su historia.
El City, que partía con dos puntos de ventaja sobre el Liverpool, dependía de sí mismo para hacerse con la liga dos temporadas después de su último título, y logró su objetivo con un partido plácido en el que el francés Samir Nasri adelantó a los locales poco antes del descanso y que sentenció el belga Vincent Kompany.
Los de Pellegrini cierran el torneo con 86 puntos, mientras que los reds se quedaron con 84 tras ganar al Newcastle (2-1) y el Chelsea de José Mourinho, que venció hoy al Cardiff (1-2), cerró el torneo en tercera posición, con 82 puntos.
En el Etihad Stadium, Pellegrini alineó a sus mejores futbolistas disponibles para competir en el duelo que les tenía que asegurar la liga, incluido el argentino Sergio Agüero, que reapareció a pesar de que arrastraba molestias musculares en los últimos días.
A pesar de esos problemas físicos, el chileno no quería renunciar a su principal referencia en el ataque, el futbolista que aseguró el primer título del City en 40 años hace dos temporadas con un gol ante el QPR en el último minuto del encuentro que cerraba el campeonato.
Al City le valía el empate
Consciente de que los locales se lanzarían en tromba al ataque en cuanto el árbitro anunciara el inicio del partido, el conjunto de Sam Allardyce plantó en las cercanías de su área un muro defensivo que desde el inicio fue el principal obstáculo para los de Pellegrini.
La mayoría de jugadas se iniciaban en los pies del español David Silva o el marfileño Yaya Touré, que gobernaban el centro del campo citizen y trataban de hallar espacios para conectar con el Kun y el bosnio Edin Dzeko.
A pesar de la maraña de defensas del West Ham que dificultaba el avance de los locales, el City lograba desbordar por las bandas y probaba sus opciones con tiros desde media distancia.
Dzeko obligó al portero español Adrián San Miguel a salvar un disparo en el minuto 17, mientras que Touré lanzó un balón pegado al palo derecho instantes después.
El gol del City parecía ser cuestión de tiempo, con el West Ham resistiendo los embates continuos de los de Pellegrini, y cayó por su propio peso a cinco minutos para el descanso.
Como en tantas otras ocasiones esta temporada, Touré condujo el balón en la zona de tres cuartos, levantó la cabeza y vio a su izquierda a Nasri.
Casi sin transición, el francés sorprendió a la defensa visitante con un disparo desde fuera del área que Adrián solo pudo rozar con una mano y el balón rebotó en el palo antes de introducirse en su portería.
Con el partido encarrilado, los citizens celebraron el tanto en el córner junto con su afición como si ya hubieran conquistado el campeonato.
El segundo tiempo se inició ya como un mero trámite para dar paso a la fiesta en el Etihad.
El City no tardó más de cuatro minutos tras la reanudación en marcar el segundo, por medio del belga Vincent Kompany, que se hizo con un balón perdido en el área pequeña para rematar a placer a apenas un metro de la línea de gol.
Los citizens fabricaron diversas opciones con las que podrían haber sumado algún gol más, pero se conformaron con un marcador suficiente para dar paso en el noreste de Manchester a la celebración del título inglés.