Más de una semana ha transcurrido ya de la celebración del partido que Athletic de Bilbao y Real Madrid disputaron en San Mamés (1-1), que pasará a la historia por la roja que el árbitro Ayza Gámez le mostró a Cristiano Ronaldo, y todavía no amaina el temporal.
En esta ocasión por el supuesto manotazo que Cristiano dio en la cara a Carlos Gurpegui. Instantes después, el portugués tuvo también sus más y sus menos con Ander Iturraspe, a quien hizo un amago de dar un cabezazo, y a continuación fue expulsado por el colegiado. Mientras enfilaba el banquillo, Ronaldo se llevaba varias veces la mano al rostro.
Ocho días después de aquel partido, y tras el empate sin goles entre el Celta y el Athletic en Balaídos, Gurpegui hablaba de aquella polémica acción en San Mamés. Desde entonces, el capitán del Athletic ha recibido todo tipo de insultos en las redes sociales, y el club de Ibaigane decidió denunciarlos a la Comisión Antiviolencia.
"Yonki" fue uno de esos insultos recibidos por Gurpegui, a quien recordaron lo que le ocurrió a finales de 2002, cuando dio positivo por un derivado de la nandrolona. "Ya no soy un chico que con 22 años dio positivo. Ahora tengo familia y me duele que lo que se dice de mí llegue a oídos de mi hija", denunciaba el centrocampista navarro.
El capitán del Athletic defiende también su actuación en el incidente con Ronaldo. "No hubo provocación previa. Me pega, mi reacción es irme al suelo, pero enseguida me levanté porque mi intención no es que el árbitro le expulse. Salió así, pero no porque yo lo buscara. Lo fácil hubiera sido quedarme en el suelo tirado, pero soy una persona noble. Los que me conocen lo saben y por eso me levanto", señala.
Gurpegui asegura que, además de su familia, quienes "más lo sufren" son sus compañeros. Sin embargo, dice tener la suerte de que se siente "muy arropado tanto por ellos como por Vizcaya. Me conocen y saben cómo soy".