Zapatones, sin duda uno de los grandes jugadores y entrenadores que ha dado nuestro país, con una dilatadísima carrera en los banquillos de casi 40 años, ha muerto. Una triste e inesperada noticia para el fútbol español, que pierde a un genio.
Después de haber entrenado a clubes como el Atlético de Madrid (en varias etapas), Barcelona, Espanyol, Betis, Mallorca y Oviedo, con Luis Aragonés (Madrid, 28 de julio de 1938 - 1 de febrero de 2014) llegó uno de los mayores momentos de gloria para el fútbol español con la conquista de la Eurocopa de Austria y Suiza. Aquel mágico 29 de junio de 2008 en el que la selección tocó el cielo en el Ernst-Happel de Viena. De nuevo la gloria para España 44 años después del gol de Marcelino.
Con el Sabio de Hortaleza se sacó el gen ganador del equipo nacional, el juego preciosista de toque, el tiqui-taca que luego supo continuar Vicente del Bosque, llevando a los nuestros a ganar el Mundial de Sudáfrica 2010 y la Eurocopa de Polonia y Ucrania 2012. "Y ganar y ganar y ganar, y volver a ganar, a ganar, a ganar...", como decía él en más de una ocasión.
Pero sería injusto reducir a aquella Euro’2008 la extraordinaria carrera de Luis, un hombre que se hizo a sí mismo como futbolista y como entrenador, pasando de los terrenos de juegos a los banquillos en apenas unas horas. Polémico como él solo, Luis fue famoso por su carácter, por enfrentarse a jugadores, entrenadores, presidentes y periodistas. Da igual quién fuera, que él sacaba su genio para defender a capa y espada sus verdades.
Si Luis dirigió a varios clubes, como futbolista también dio unos cuantos bandazos antes de colgar las botas en el Atlético de Madrid, sin duda el club de sus amores y donde estuvo diez temporadas como jugador. Sobre el verde destacó como centrocampista y, antes de convertirse en colchonero, defendió los colores de Getafe, Recreativo, Hércules, Oviedo, Betis y hasta del Real Madrid, aunque jamás llegó a debutar con los blancos en partido oficial.
En 1964 fichó por el Atlético de Madrid, con el que consiguió tres títulos de Liga y dos Copas como futbolista. Pero si por algo será recordado Luis fue por ser uno de los pilares de aquel equipo que el 15 de mayo de 1974 jugó la final de la Copa de Europa en Bruselas contra el Bayern de Múnich. En aquel equipo estaban también Reina (Miguel, el padre de Pepe), Adelardo, Capón, Irureta o Gárate, entre otros. Y, cómo no, Luis mandando en el centro del campo. Fue el propio Zapatones -se ganó este apelativo por su peculiar forma de caminar- quien adelantó a los colchoneros con un golazo de falta directa, aunque luego los bávaros, en un equipo en el que brillaban Beckenbauer, Torpedo Müller, Hoeness o Sepp Maier, empataron por medio de Schwarzenbeck. Dos días después se celebró el desempate y los alemanes arrasaron al golear por 4-0, dejando al Atleti con la miel en los labios.
Sus inicios en los banquillos
Fue la última temporada completa de Luis como jugador porque a la siguiente (1974/75), el club le ofrece entrenar al equipo después de haber disputado seis partidos de Primera. Aragonés decide colgar las botas y, de la noche a la mañana, sustituyendo a Juan Carlos Lorenzo en el banquillo, pasó a entrenar a los que hasta entonces habían sido sus compañeros. Y no tardó en llegarle el primer éxito como entrenador: el Bayern renuncia a jugar la Copa Intercontinental contra Independiente por los problemas políticas en Argentina y deja su sitio al Atlético. Los rojiblancos la juegan, y ganan, con los goles de Irureta y Ayala, convirtiéndose en el único equipo del Viejo Continente que gana el torneo sin haber sido campeón de Europa. Es la singular historia del Atleti...
Fue el inicio del exitoso período de Luis Aragonés en su carrera, que desde entonces, a nivel de clubes, conquistó una Liga con el Atlético en 1977, cuatro Copas del Rey –tres con los rojiblancos y una con el Barcelona-, una Supercopa de España y logró el ascenso con los colchoneros después de aquella temporada en el infierno de la Segunda División, entre otros éxitos. Sin olvidar, claro, la Eurocopa de 2008.
Además de haber dirigido a Atlético y Barça, Luis Aragonés también fue entrenador de clubes como Betis, Espanyol, Sevilla, Valencia, Oviedo y Mallorca. En verano de 2004 salió de forma un tanto polémica del club balear para hacerse cargo de la selección española desde el 1 julio tras la renuncia de Iñaki Sáez. El técnico bilbaíno había puesto su cargo a disposición tras el fracaso en la Eurocopa de Portugal –el equipo nacional no pasó de la primera fase al perder en la última jornada ante los anfitriones, en un equipo en el que Cristiano Ronaldo ya empezaba a hacer de las suyas-.
Dos años después, en su primer gran torneo al frente del equipo nacional, la nueva España de Luis Aragonés sufrió un batacazo al caer contra Francia en octavos de final del Mundial de Alemania 2006.
Sus polémicas
Meses después, en el inicio de la fase de la fase de clasificación para la Euro 2008, Luis saltó nuevamente a la palestra por sus desavenencias con Raúl González, a quien dejó de convocar para la selección por motivos que nunca han quedado del todo claros. Así, el 3 de septiembre de aquel año, el entonces delantero madridista jugaba su último partido con España contra Irlanda del Norte en Belfast (3-2).
Pero no sólo se las ha tenido tiesas Luis Aragonés con Raúl. Manuel Ruiz de Lopera o Jesús Gil, dos de los presidentes más polémicos de la historia del fútbol español, también han sufrido la cólera de Luis. Así, Zapatones se enfrentó a Gil cuando éste acababa de llegar a la presidencia del Atlético de Madrid en 1987. "Tú aquí no eres nadie", le dijo en su despacho. El Sabio de Hortaleza salió perdiendo y el 23 de septiembre de 1987 firma un contrato con el Barça, con el que estuvo sólo un año, hasta ser sustituido por Johan Cruyff.
En cuanto a jugadores, además de Raúl, otros que bien saben cómo se las gastaba Luis son Romario, Samuel Eto’o o José Antonio Reyes. "Míreme a los ojitos", fue una expresión de Luis que se hizo famosa a raíz de un incidente con el brasileño Romario en la época en que coincidieron en el Valencia. A la conclusión de un entrenamiento en la temporada 1996-97, Luis agarró de un brazo a la estrella brasileña y le instó a que le expusiera sus quejas mirándole a los ojos y no al suelo.
Otro incidente que aumentó su fama de "duro" ocurrió en 2001 cuando zarandeó en el banquillo del Mallorca al camerunés Samuel Eto'o, la estrella del equipo, que le había recriminado con gestos ofensivos que le hubiera cambiado. Se acusó entonces a Luis de racista, aunque el propio Eto'o, que consideraba a su entrenador como a un padre, dio la cara por él. "Si hay una persona que no es racista, ésa es Luis Aragonés", dijo.
Y hace casi diez años, en octubre de 2004, Luis se encaró a José Antonio Reyes en un entrenamiento de la selección española en Santander, lo agarró del pecho, lo zarandeó y le espetó: "Dígale al negro que usted es mejor que él". Se refería a Thierry Henry, entonces compañero del sevillano en el Arsenal, para pedirle a éste más sangre y carácter en el césped.
Tras su etapa en la selección española, de la que se desvinculó en julio de 2008 nada más hacerla campeona de Europa, Luis Aragonés probó fortuna en el fútbol turco como entrenador del Fenerbahce durante una temporada (2008/09), aunque pasó por allí con más pena que gloria, siendo destituido el 1 de junio de 2009 y sin poder dejar su impronta.
Fue su última experiencia en los banquillos antes de confirmar su retirada definitiva hace apenas dos meses en una entrevista al diario Vozpópuli. "Es muy difícil que yo entrene. Entonces, sí, se puede hablar de que Luis Aragonés es pasado. No voy a entrenar más", dijo a aquel medio.
Se ponía así fin a la brillante y dilatada trayectoria futbolística de Luis Aragonés, un genio en los campos de fútbol y los banquillos y fuera de ellos. A un hombre al que no le temblaba el pulso a la hora de enfrentarse a quien fuera. Como a una reportera a la que llamó "imbécil" o al periodista Alfonso Azuara, con quien tuvo una sonada bronca en los micrófonos de Onda Cero.
Zapatones, el "íntimo amigo del sexador de pollos japonés" –así quiso justificarse Luis ante los ataques por su presunto gesto racista hacia Henry- o el hombre que supuestamente frecuentaba los casinos en su peculiar vida nocturna. Se nos va Luis Aragonés, un genio, todo un carácter. El fútbol español pierde al que ha sido sin duda alguna a uno de sus grandes referentes.