Josep Maria Bartomeu, el nuevo presidente del Barcelona tras la marcha de Sandro Rosell, es un gran aficionado al baloncesto. De hecho, fue el responsable de la sección durante los años de mandato de Joan Laporta. Y antes, durante los años ochenta, había jugado de manera semiprofesional en el Espanyol de baloncesto.
Aquello le permitía ser socio del club perico también para el fútbol, aunque no era habitual verle en Sarrià. Acudía, según relata enoticies, en contadas ocasiones. Aunque no se perdía ningún derbi ante el Barcelona, su verdadero equipo.
En una ocasión, no pudo esconder su pasión azulgrana y, ante un postrero gol del Lobo Carrasco que le daba la victoria al Barça, Bartomeu explotó de júbilo. Tanto, que no sólo los socios pericos que estaban a su alrededor se percataron. También las cámaras de televisión, que captaron la imagen.
Cuando aquello llegó a los despachos del Espanyol, acto seguido se decretó que se le retirara el carnet de socio, y no volviera a Sarrià. Al menos, no sin pagar. Al menos, no a costa del Espanyol.