La vida loca de Thomas Gravesen en Las Vegas

Escuchar el nombre de Thomas Gravesen devuelve a los aficionados al fútbol la imagen de aquel jugador que llegó al Real Madrid en 2005 y, en apenas año y medio, se ganó la fama en todo el país. Aquel jugador rudo y fuerte dejó momentos inolvidables en la retina de los aficionados, aunque no fuera por su manera de jugar al fútbol.

Florentino Pérez decidió fichar al danés del Everton en el mercado invernal para reflotar el centro del campo blanco y Gravesen se convirtió en todo un personaje. Acostumbrado a vivir los partidos y los entrenamientos al límite, el danés pronto se convirtió en el objetivo fácil de las cámaras. Sus regates imposibles (gravesinha) y su peculiar manera de motivarse lo convirtieron en uno de los jugadores blancos más célebres. Tampoco dejó indiferentes a sus compañeros y protagonizó sonadas discusiones y algunas peleas, que desembocaron en su salida del club año y medio más tarde en dirección al Celtic.

Su carrera nunca más volvió a levantar el vuelo y, tras un breve paso por Celtic y Everton, decidió retirarse a los 32 años. Después, lo último que se supo de él es que había tenido distintos problemas tras abandonar la práctica del deporte y que estaba enamorado de la actriz porno Kira Eggers.

Siete años después de que saliera del Real Madrid, el diario danés BT ha revelado la nueva vida de Gravesen. Tras abandonar el fútbol, el danés decidió invertir lo que había ganado durante su carrera en diversos negocios financieros que le han reportado un patrimonio de más de cien millones de euros.

Se enamoró de la modelo estadounidense de origen checo Kamila Persse y decidió marcharse a vivir a Las Vegas, donde poder vivir con todo el lujo posible y dar rienda suelta a su afición al juego. Póker, ruleta y blackjack están entre sus juegos preferidos, mientras disfruta de un retiro dorado en la ciudad de los casinos.