La Portugal de Cristiano Ronaldo enfila la tercera repesca seguida para un grande campeonato de selecciones resignada por su falta de madurez y preocupada por los posibles rivales que le tocará para acceder al Mundial de Brasil.
Aunque matemáticamente aún es posible quedar primera -Rusia debe perder en Azerbaiyán y los lusos golear a Luxemburgo-, el resbalón ante Israel, que empató en el 85 después de un fallo del portero Rui Patrício, hizo añicos el discurso de los más optimistas, los que creían aún en el puesto directo a Brasil, entre ellos el propio Ronaldo.
El futbolista del Real Madrid reconoció estar "contentos" por haber sellado una repesca que hace meses estaba complicada y para la que quiere evitar a toda costa a la Francia de su colega de club Karim Benzema. "Hay muchos intereses alrededor", se limitó a decir con una medio sonrisa.
"Israel puso dos autobuses, no arriesgó nada y así es complicado marcar. En la segunda parte, entramos muy apáticos. No jugamos bien. Falta un poco de madurez. La selección es muy joven, hubo muchos cambios. No jugamos como queríamos", analizó ante la prensa RonaldoCristiano.
Un puñado de cambios en el once titular forzados por lesiones o sanciones llevó a la titularidad a jugadores como el medio Rúben Micael, el lateral Vitorino Antunes (Málaga) o el debutante André Almeida (Benfica). Y durante el partido Bento dio cancha a jóvenes como Josué (Oporto) o Nélson Oliveira (Rennes).
Para Bento, con un discurso siempre comedido, el resultado y el juego fueron frustrantes, pero al menos se logró sellar la repesca, el objetivo que el seleccionador se había marcado desde hace meses al darse cuenta que dependían de los resultados de Rusia para acabar primeros.
El mismo Ronaldo, que llegará limpio de tarjetas al todo o nada por, dicen las malas lenguas, haber forzado, como su colega Pepe, una amonestación anoche par no jugar ante Luxemburgo, tuvo críticas para su propia actuación.
"Podría haber hecho más, pero no lo conseguí. No tenía espacio", constató el madeirense, desafortunado en el regreso al estadio que le vio crecer futbolísticamente, el José Alvalade del Sporting de Lisboa.