El estilo de juego del Barcelona está en entredicho. Las declaraciones de Gerard Piqué en las que reconocía que se llegó a sentir "esclavo" del modelo futbolístico que imponía Pep Guardiola, abrió el debate. El tiki taka fue la seña de identidad del técnico catalán. Propició una de las etapas más fructíferas del Barcelona y ese manual pasó a las manos de Tito Vilanova, un continuista. Pero ha llegado el Tata Martino.
El Barcelona sigue ganando, pero ya no barre ni avasalla al rival. Se vio muy claro frente al Sevilla en Liga y contra el Ajax en Champions. Empiezan a desaparecer las posesiones eternas y el abuso del juego combinado que hasta despertaba bostezos en la grada. Ahora se ven balones en largo, contraataques y un impulso a las bandas, aunque los jugadores reconocen que deberán adaptarse.
Leo Messi, que con este estilo está perdiendo presencia en ataque -aunque cuando aparece no falla-, ha dado su bendición a los cambios: "Cuantas más variantes tengamos en el juego, mejor. Habrá partidos para tener la pelota y moverla, y otros en los que tendremos que cerrarnos atrás y salir a la contra. Tenemos jugadores rápidos y buenos pasadores".
Pero las novedades en el patrón de juego azulgrana están costando. "Estamos en un momento de transición para buscar nuestra mejor versión y es evidente que cuesta. Si no puedes presionar a la perfección a lo mejor hay que dar un paso atrás", consideró Dani Alves.
El Tata tiene un castillo de lego por armar, con las mismas piezas que Guardiola, pero al que añadir matices propios respetando la esencia. Hay que dejar de ser previsibles. "Del mismo modo que los rivales van tomando nota del Barcelona, nosotros debemos tener alternativas. Lo que estamos buscando es recuperar facetas del juego para no ser previsibles", aseguró el técnico azulgrana.
Asimismo, Pedro y Xavi, por ejemplo, ya conocen en primera persona las políticas de rotaciones que piensa implantar Martino para que sus jugadores aguanten el grueso de la temporada.