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El Madrid presenta a Gareth Bale mientras vende a Özil

La venta de Mesut Özil ha sido criticada por la misma afición que se muestra encantada con el fichaje de Gareth Bale.

Ha sido el único momento tenso, incómodo para un Florentino Pérez muy sonriente durante toda la mañana. Gareth Bale posaba sobre el césped del Bernabéu con su nueva camiseta. Una imagen que ha costado mucho -en dinero y esfuerzo- y el presidente no ha podido disfrutarla plenamente. "Özil no se vende", cantaba el aficionado del Real Madrid.

Y no hablamos de un centenar de personas, sino de cerca de 40.000 aficionados que un lunes, 2 de septiembre, por la mañana y en día laborable, han acudido a la presentación del que, según dicen desde Inglaterra, es el fichaje más caro de la historia al haber costado cerca de 100 millones de euros, por encima incluso de Cristiano Ronaldo.

La de Bale no ha sido una presentación al uso. Calles cortadas, puestos de venta abiertos -como sólo sucede en día de partido-, cámaras de televisión y colas en los accesos al estadio. Aficionados que esperaban bajo el sol, y durante horas, para entrar al Bernabéu. Parecía que jugaba el Madrid. Pero todo este movimiento lo ha generado un solo futbolista, Gareth Bale. Un jugador que, por fin, ha visto cumplido un sueño.

El futbolista, nacido hace 24 años en Cardiff, se ilusionaba ya de niño con el Madrid de Zidane, Raúl y Figo. Ése es su primer recuerdo. La final de Glasgow, la Novena. Pero ya antes vestía la camiseta blanca mientras sonreía y dejaba volar su imaginación. Hay una foto que así lo atestigua, y esa instantánea ha presidido este lunes el palco de honor del Santiago Bernabéu. Era el momento de Bale. Todo estaba preparado.

Por fuera, como James Bond. Corbata y traje negros, camisa blanca. Por dentro, un chaval de 24 años que tenía claro qué decir. "Hola, es un sueño para mí jugar en el Real Madrid. Gracias por esta acogida. ¡Hala Madrid!", fueron sus primeras palabras. En castellano, para más señas.

Las mismas que empleó Cristiano cuando, hace ya cuatro años, aterrizó en Concha Espina. El portugués es "el jefe" para Bale, el que decidirá quién tira las faltas. "A ver qué es lo que dice él", explicaba al respecto el galés. Pese al dinero que el Madrid ha pagado por él, las palabras de Gareth, expresando su admiración por el club, por Ronaldo y por el fútbol en general, indican que se trata de un jugador modesto. Ahondando en el portugués, decía que es "el mejor del mundo" y que quiere "aprender todo lo que pueda de él. Yo quiero ayudar en todo lo posible al equipo".

Los aficionados han enloquecido con Bale y él, con ellos. Su rostro, y el de los once familiares que lo han acompañado a la presentación en el Bernabéu, reflejaba auténtica felicidad. Sin duda ha estado a la altura en su primer día. Ahora falta que también lo esté en el campo, donde nadie en el Madrid duda de su capacidad.

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