De paseo, nada. Parecía que iba a ser coser y cantar, pero lo cierto es que la selección española ha tenido que sufrir de lo lindo –especialmente en la primera parte– para vencer a Nigeria (0-3), firmar el pleno en esta primera fase de la Copa Confederaciones y amarrar el primer puesto del Grupo B, con lo que el próximo jueves se medirá a Italia en semifinales, en una reedición de la final de la última Eurocopa de Polonia y Ucrania.
Enfrente tuvieron los campeones del mundo a un equipo que, pese a todos los problemas con los que ha llegado a Brasil, especialmente en lo extradeportivo, impuso su poderoso físico e hizo sufrir a España, convirtiendo el partido en un correcalles en sus primeros 45 minutos. Sin embargo, tras el paso por vestuarios, los de Vicente del Bosque aprovecharon el bajón del rival para acabar llevando el choque a sus intereses, controlando la situación y terminando por imponer su calidad.
Correcalles en la primera parte
El duelo de Fortaleza se disputó con un intenso calor y la altísima humedad de Fortaleza, lo que favorecía a los intereses nigerianos. Después de dar la alternativa a los menos habituales en la comparsa ante Tahití (10-0), Del Bosque apostó por el bloque que hace una semana ganó a Uruguay en el estreno (2-1), con la única novedad de Valdés por Iker Casillas en el once titular, en el que hubo ocho jugadores del Barcelona –las excepciones fueron Arbeloa, Sergio Ramos y Soldado–.
Enfrente, las Águilas Verdes presentaban un equipo con caras poco conocidas para el aficionado español, con John Obi Mikel como gran estrella. El centrocampista actúa en su selección en una posición más adelantada que en el Chelsea –donde parece que José Mourinho no va a contar con él la próxima temporada–, lo que le ha permitido jugar bastante más suelto. Ausentes Victor Moses y Obinna en esta Copa Confederaciones, Ahmed Musa (CSKA de Moscú) y Efe Ambrose (Celtic) son otros de los jugadores nigerianos con cierta experiencia internacional. Sin embargo, hubo otros futbolistas en las filas africanas (Akpala, Ideye Brown, Echiejile...) que también llevaron la zozobra a los campeones del mundo.
Sin embargo, el choque comenzó francamente bien para los intereses españoles. Sólo habían transcurrido tres minutos cuando el lateral Jordi Alba culminó con éxito una gran jugada colectiva para batir a Enyeama. El lateral del Barça recortó dentro del área a varios defensas, aunque también se vio favorecido por la fortuna. España empezó jugando de fábula, pero alternaba su rápido toque con inexplicables errores atrás de los que Nigeria, que no tardó en imponer su físico, empezaba a sacar tajada. Movido al ritmo de Mikel, con la velocidad de Musa y Akpala por los costados, el equipo africano llegaba con peligro al área de Valdés, haciendo sufrir a una defensa un tanto blanda. Mba también se sumaba a la ofensiva africana en un estadio, el de Castelao, que no presentó un lleno para ver a una selección, la campeona del mundo, que, como tres días atrás ante Tahití, ha vuelto a tener al público en su contra.
Pero también España tuvo sus opciones. Después de un claro penalti a Pedro no señalado por el salvadoreño Joel Aguilar –flojito nivel, en líneas generales, el de los árbitros en esta Copa Confederaciones–, Soldado perdonó por dos veces ante la portería de Enyeama en apenas cinco minutos (ms.25 y 30), mientras que Cesc estrelló un balón en el palo (m.39) y Ramos, ya en la prolongación de la primera mitad, cabeceó a las manos del portero un lanzamiento de falta a cargo de Xavi. Quien no fallaba era Iniesta, que ha vuelto a dar un recital con el balón en los pies, con pases imposibles y regates de fantasía. A diferencia de los abucheos generales a sus compañeros, al menos el manchego sí fue ovacionado por la ruidosa torcida brasileña.
España aprovecha el bajón nigeriano
Con el exiguo 0-1, y mucha tela que cortar, se llegaba al descanso. Pero fue entonces cuando se empezaba a palpar el bajón físico de los campeones de África. Era imposible que aguantaran a ese ritmo todo el partido. Especialmente, teniendo en cuenta el bochorno de Fortaleza. Y España lo aprovechó para acabar imponiendo su calidad. No fue, sin embargo, hasta la hora de partido cuando el conjunto europeo pudo poner tierra de por medio. Y lo hizo gracias a Fernando Torres, que ha demostrado tener hambre de gol en Brasil. Sólo llevaba dos minutos en el campo El Niño cuando cabeceó a la red un centro desde la izquierda de Pedro, firmando así su quinto tanto en el torneo, del que se afianza como máximo goleador.
Fue la estocada, ya mortal, a una Nigeria entregada, superada por la calidad de los pupilos de Del Bosque. Pese a todo, tuvieron las Águilas Verdes un par de buenas ocasiones para acortar distancias, en las botas del recién ingresado Muhammad y Musa. Pero lo que acabó llegando fue el definitivo 0-3, ya en los llamados minutos de la basura. En el 88, Jordi Alba pinchó con calidad un balón en largo, se marchó de su defensor por velocidad, recortó al guardameta en su salida y marcó a puerta vacía. Un golazo que premiaba el soberbio partido del lateral de Hospitalet, paisano de su compañero Valdés.
Era el broche de oro para una España que pasa página a esta primera fase y espera a una selección italiana que busca vendetta, a la Azzurra de los Pirlo, Balotelli, Buffon, De Rossi y compañía. Eso será harina de otro costal, aunque las sensaciones para los campeones del mundo son bastante positivas. En el horizonte planea el varapalo vivido en la Copa Confederaciones de Sudáfrica 2009 ante Estados Unidos. Ha llovido mucho desde aquello...
Ficha técnica
Nigeria, 0: Enyeama; Ambrose, Omeruo (Egwuekwe, m.12), Oboabona, Echiejile; Ogude, Obi Mikel, Mba (Ogu, m.63); Musa, Akpala (Muhammad, m.71) e Ideye Brown
España, 3: Valdés; Arbeloa, Sergio Ramos, Piqué, Jordi Alba; Busquets, Xavi; Pedro (Villa, m.75), Iniesta, Cesc (Silva, m.53); y Soldado (Fernando Torres, m.59)
Goles: 1-0, m.3: Jordi Alba; 2-0, m.61: Torres. 3-0, m.88: Jordi Alba
Árbitro: Joel Aguilar (El Salvador). Sin amonestados
Incidencias: Partido correspondiente a la tercera jornada del Grupo B de la Copa Confederaciones, disputado en el estadio Castelão de Fortaleza ante cerca de 44.000 espectadores. No hubo lleno