Hubo un tiempo en que Emilio Nsue, nacido en Palma de Mallorca el 30 de septiembre de 1989, era una de las grandes promesas del fútbol español. Formado en la cantera del Mallorca, con 16 años Abramovich vino para llevárselo al Chelsea, y era titular indiscutible en todas las categorías inferiores de la selección española.
Sin embargo, su llegada a Primera División fue más lenta de lo que cabía esperar, y de la manera más complicada para el jugador. Acostumbrado a jugar de delantero, retrasó su posición hasta el mediocampo –donde jugó con Laudrup- y, con la llegada de Caparrós, al de lateral derecho. "Ya no sé ni de qué juego", llegaría a declarar recientemente. Y, obviamente, también perdió su opción de acudir a la selección española.
Por eso, y tras meses intentando convencerle, Nsue decidió aceptar la oferta de Guinea Ecuatorial para jugar en su selección. Porque Emilio tiene raíces ecuatoguineanas. Su padre, fallecido en marzo de 2007, había nacido ahí. Y ha tardado muy poco en ganarse el corazón de todo el país.
Ayer se produjo su debut oficial con la Nzalang, como se conoce a la selección africana, y no lo dudaron: Nsue fue el capitán. Desde el primer momento le encomendaron la tarea de ser el líder de una selección que sueña con clasificarse por primera vez en su historia para una gran competición sin ser el anfitrión.
Y el mallorquín no pudo responder mejor a esa confianza: nada menos que tres goles para llevar a su equipo a la victoria por 4-3 ante Cabo Verde. El primero y el segundo, para igualar el resultado adverso; el tercero, para poner por delante a los suyos y servirles el triunfo. Todos cayeron rendidos a sus pies. Incluso el gobierno del país, en su página web oficial, tildan al mallorquinista de "héroe nacional".
Al finalizar el encuentro, pudieron verse algunas imágenes del futbolista español junto a compañeros africanos celebrando la victoria, sonriente, feliz. Pero más felices andan los aficionados de Guinea Ecuatorial, que tienen en Nsue a su nuevo ídolo, al futbolista al que aferrarse para seguir soñando.