Luka Modric le costó al Real Madrid la friolera de 35 millones de euros el pasado verano. Mourinho se empeñó en su fichaje, sin importar el coste que pudiera tener. Y lo tuvo. Parecía un precio desorbitado por un futbolista que no apuntaba al once. Pero había que ver...
Y lo que se ha visto, no ha cumplido con las expectativas. El croata no ha aprovechado ninguna de las oportunidades que ha tenido vestido de blanco, que no han sido pocas, dejando patente que no valía ni la mitad de lo que se pagó por él. Ni un cuarto.
Pero ayer todo cambió. Luka Modric entró en el campo con un 1-0 en contra, y revolucionó el partido. Él fue el líder de la remontada del Madrid. El artífice de la clasificación para los cuartos de final. Y no sólo por anotar el tanto del empate, el más importante de todos, el que permitió el despertar blanco.
Poco rendimiento, goles decisivos
La historia del croata no es nueva. Ya ha sucedido anteriormente. Y siempre con grandes resultados para el Real Madrid.
Verano de 1997. Madrid y Barcelona se pelean por un futbolista francés que juega en la Sampdoria. Su nombre, Christian Karembeu. Tras varios problemas con el equipo italiano y la batalla entre los dos gigantes, termina fichando por el conjunto blanco en diciembre.
Quizá fuera por todas las expectativas creadas, pero lo cierto es que su rendimiento desde su llegada nunca fue el esperado. En 16 partidos disputados en liga, nunca terminó de convencer. Sin embargo, en Europa la historia fue otra...
Karembeu marcó en los cuartos de final y en las semis. Primero, dos contra el Bayer Leverkusen; uno en la ida, que valió el empate a uno, y otro en la vuelta. En semifinales volvió a mojar, ante el Borussia Dortmund. Estuvo dos temporadas más en el Real Madrid, con más pena que gloria, pero sin sus goles, la tan ansiada Séptima Copa de Europa nunca hubiera sido posible.
Anelka el díscolo
Otro francés, Nicolas Anelka, también llegó con mucho ruido al Real Madrid. La causa, los 35 millones que costó cuando apenas contaba con 17 años. El jugador del Arsenal pasaba por ser una de las estrellas más prometedoras del planeta. Pero vestido de blanco nunca lo demostró.
¿Nunca? Sí, dejó dos dentelladas. En Champions, por supuesto. Después de estar varias semanas apartado del equipo por indisciplina, por cierto. Fueron en las semifinales de la Copa de Europa 99/2000. Ante el Bayern de Munich. Primero, en el Bernabéu, abrió el marcador en un partido que terminó 2-0 para los blancos. En Alemania, Anelka noqueó el tempranero tanto de Jancker para dar el pase a los suyos (2-1).
El delantero francés se marchó al finalizar aquella temporada, dando la sensación de que se había pagado demasiado por él, que no había cumplido con las expectativas, que no valía los 35 millones invertidos... pero que sin sus goles, el Real Madrid no hubiera ganado la Copa de Europa.
¿Les suena? Quizá suceda lo mismo con Luka Modric. De momento, va camino de ello...