Este martes se disputa otro clásico, otro Barcelona-Real Madrid. Y además hay mucho en juego. Nada menos que disputar la final de la Copa del Rey y, de paso, dejar al rival sin la opción de sumar otro título esta temporada.
Los nombres son los de siempre. Por un lado, Messi; por el otro, Ronaldo. Su eterna batalla por querer ser el amo del mundo. Pero además se estará atento, como en anteriores ocasiones, a los Xavi, Xabi Alonso, Iniesta, Özil, Benzema, Fàbregas, Khedira, Busquets, Puyol, Ramos, Piqué o Varane.
Sin embargo, en las últimas horas dos nombres han brillado con luz propia. Dos nombres con los que ya no se contaba. Apenas han aparecido en toda la temporada, así que mucho menos se les esperaba para esta fase crucial del curso. Pero los dos han dejado claro que están más que preparados para afrontar este compromiso.
Kaká, el revulsivo
Suena a tópico. Cada año, en un momento determinado, hay un momento en el que se habla de la "resurrección de Kaká". Pero ya nadie creía en ella. De hecho, al brasileño se le buscó equipo en verano, y este mercado invernal estuvo a punto de hacer las maletas. Finalmente se quedó y, para sorpresa de todos, para recuperar su mejor nivel.
Porque lo cierto es que Kaká lleva tres partidos consecutivos brillantes. Después de su ridícula expulsión contra Osasuna, fue titular en el Real Madrid-Sevilla que los blancos se llevaron por 4-0; volvió a jugar, y bien, ante el Rayo (2-0) y ayer, ante el Deportivo, destapó el tarro de las esencias.
El brasileño anotó el tanto del empate con un magnífico disparo, y ofreció una preciosa y medida asistencia a Cristiano Ronaldo en la jugada que terminó en el definitivo 1-2.
Pero, sobre todo, Kaká demostró que está capacitado para colaborar junto a Ronaldo en el liderato de este Real Madrid, para deshacer las defensas cerradas. Está lejos de su mejor versión, la que le trajo al Madrid por 60 millones, pero ya en las últimas semanas ha dejado claro que, si le dejan, puede ser el 'Plan B' de Mourinho.
Villa, la alternativa
Algo muy similar le ocurrió ayer a David Villa. El asturiano fue quien lideró la remontada del Barcelona ante el Sevilla en un momento de la temporada en la que había quedado relegado a un segundo o tercer plano.
Esta campaña se presentaba para el guaje como la de su redención, después de estar un año alejado de los terrenos de juego, lo que le valió incluso para perderse la Eurocopa que, aún sin él, fue capaz de llevarse España en Polonia. Sin emgargo, Tito Vilanova no terminaba de confiar en él.
Decía que necesitaba entrar poco a poco en el equipo, pero lo cierto es que mientras parecía ya perfectamente recuperado, apenas contaba con minutos en el equipo titular. Sí los tenía en la selección, pero no en el Barcelona, con lo que lo de la lesión parecía quedar como una mera excusa.
En las últimas semanas, un pequeño bajón en su juego unido a algunos contratiempos físicos le llevaron a ser prácticamente el sexto delantero del equipo, por detrás de los titulares habituales –Messi, Pedro, Fàbregas- de un más que fallón Alexis Sánchez e incluso por detrás de Tello.
Sin embargo, ayer volvió a ser titular ante el Sevilla y, justo cuando volvió a su mejor posición, la de nueve, fue el encargado de reavivar a su equipo después de encajar el 0-1. David Villa realizó en el Camp Nou uno de los mejores encuentros, lo que, unido al debate generado sobre la falta de soluciones en el Barcelona cuando el equipo se cierra, le hacen aparecer de nuevo como una alternativa más que probable para los próximos compromisos. De momento, ya le ha dejado claro a Roura y a Tito Vilanova que su olfato goleador sigue intacto y, si le dejan, puede ser el 'Plan B' del Barcelona.