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Europa League

El Levante cierra su pase

El equipo valenciano se enfrentará en octavos al Rubin Kazan, el verdugo del Atlético de Madrid.

El equipo valenciano se enfrentará en octavos al Rubin Kazan, el verdugo del Atlético de Madrid.
El Levante celebra el gol de Martins. | EFE

El Levante ha cerrado su pase a octavos de la Liga Europa tras vencer al Olympiacos por 0-1 en su campo. El gol de Martins y la soberbia actuación de Barkero han sido claves en este encuentro de trámite. El equipo valenciano es ya el único superviviente español en la Liga Europa tras perder la eliminatoria el Atlético de Madrid.

Partiendo desde la presión defensiva, los hombres de Juan Ignacio Martínez lograron mantener el control del partido resistiendo a las desorganizadas embestidas del equipo griego que, nervioso por conseguir el gol, apenas logró cuajar jugadas de verdadero peligro.

Hubo poco espacio para la sorpresa en el comienzo. El Olympiakós, que tenía que levantar el 3-0 de la ida, se lanzó al ataque desde el primer minuto. Pero lo hizo en tromba, atolondrado. Y Juan Ignacio Martínez, tal como se esperaba, había preparado una defensa numantina con seis jugadores en la zaga.

En ocho minutos, el equipo valenciano había sacado ya dos córners y, en el segundo, la defensa local dejó sin cubrir a Martins: error fatal. Solo frente al portero apenas tuvo que empujar con la cabeza el centro al fondo de las mallas para conseguir un seguro de vida perfecto.

El partido no hacía más que empezar y el Olympiakós ya necesitaba cinco goles para evitar que el Levante pasasen de ronda, algo muy difícil para cualquier equipo y más para uno que aún se está acostumbrando a su nuevo entrenador, el español Michel.

Tras el descanso, el Olympiakós tuvo un poco más de ambición, pero sin que peligrase, siquiera el triunfo visitante.

Michel decidió como un último cambio sacar al argentino Ariel Ibagaza, que, espoleado por un público entregado a pesar de la derrota, dio cierto juego y orden al ataque, pero ni sus pases, ni sus centros fueron aprovechados. La única ocasión en que de verdad Navas tuvo que estirarse fue a punto de sonar el pitido final, ante un gran cabezazo de Siovas.

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