El Barcelona se ha llevado el clásico de la Liga Adelante tras remontar, en una buena segunda parte, su partido ante el Real Madrid Castilla (3-1), que se adelantó antes del descanso por mediación de Morata, pero que con un hombre menos durante los últimos 35 minutos, no pudo aguantar el ritmo que los azulgranas le imprimieron al choque.
Desde 1998 ambos filiales no se veían las caras en el Miniestadi. Entonces, en partido de play-off, el Barça B de Puyol y Xavi atropelló al equipo blanco al endosarle una manita para certificar su ascenso a Segunda División. Casi quince años después, Barcelona volvía a presentar un aspecto inmejorable para presenciar un nuevo miniclásico, aunque el partido, para tener como protagonistas a los dos equipos más goleadores de la categoría, defraudó a ratos.
Empezó mejor el Real Madrid Castilla, con la defensa adelantada, desconectando a Deulofeu de quienes podían surtirle de balones y presionando la salida del balón del rival. En ataque, Fabinho y Juanfran encontraron un filón en la banda derecha, donde el joven Grimaldo no daba abasto para controlar las internadas del rival.
Falto de las individualidades de un Deulofeu más tímido de lo habitual, los locales apostaron por un fútbol más combinativo. Luis Alberto culminó dos de esas acciones corales, pero se encontró con un inspirado Mejías. Cuando mejor estaba jugando el Barcelona B, llegó el gol madridista, un centro de Juanfran, cómo no, por banda derecha, que Morata cabeceó de forma inapelable.
El Barça tenía que aplicarse aun más tras la reanudación. El madridista Àlex Fernández se lo puso más fácil a los catalanes cuando pecó de inocente en una enganchada con Araujo, al que golpeó de forma absurda, ya sin la disputa del balón en juego. El árbitro no dudó en expulsar al jugador visitante y el Real Madrid Castilla jugó más de media hora en inferioridad.
A esas alturas del choque, el Barça ya dominaba el partido a su antojo. Rafinha y Deulofeu tuvieron cerca el empate, pero perdonaron. Justo lo que no hizo Araujo en las dos que tuvo en apenas cinco minutos. La primera, al revolverse dentro del área para fusilar a Mejías, y la segunda al culminar una contra de manual.
Con el filial azulgrana ya por delante y veinte minutos por disputarse, murió el encuentro. Aunque Deulofeu pondría la puntilla poco después, al transformar un penalti por manos de Morata y certificar la novena jornada consecutiva del Barcelona B sin conocer la derrota en el campeonato.