Gerard Piqué está eufórico. Dos días después de haber sido padre por primera vez, el defensa internacional marcó uno de los goles del Barcelona ante el Málaga en La Rosaleda (2-4), en la vuelta de cuartos de final de la Copa del Rey, para allanar el pase de los culés a la siguiente ronda, en la que se encontrarán con el Real Madrid.
En concreto fue el que suponía el 1-2 provisional, al comienzo de la segunda mitad, tras recibir un gran pase en largo de Iniesta, controlar el balón con el pacho y batir a Kameni con un tiro ajustado al palo.
"Para mí está siendo una semana fantástica. Por mi posición no es habitual que marque goles y poder dedicarle uno al niño, sólo dos días después de nacer, es increíble", decía Piqué a la conclusión del partido en la Costa del Sol.
El internacional ya piensa en las semifinales ante el Real Madrid, cuyo primer asalto será el próximo miércoles en el Santiago Bernabéu. Y se acuerda de su compañero en la selección Iker Casillas, uno de los grandes ausentes al estar al menos seis semanas de baja por una fractura en un dedo de su mano izquierda. "Adán es un grandísimo portero, pero es evidente que Iker es el capitán y un emblema para el Madrid. Su ausencia les afectará", comentaba en declaraciones a Telecinco.