La Copa del Rey es otro rollo. La Copa mola, que diría aquél. Por mucho que Villar se empeñe en convertir el sistema de competición en algo arcaico, los equipos, de vez en cuando, se encargan de avivarla. Eso es lo que logró esta noche el Málaga en el Camp Nou.
Porque el Barcelona llegaba a la cita después de mostrarse intratable en lo que va de temporada. De que nadie le tosiera. Tres días después, además, de pasar por encima del conjunto andaluz en su propia casa. Le pasó por encima, de hecho, durante buena parte del encuentro de hoy. Pero en el último suspiro, un despiste y ¡zas!, gol, y la eliminatoria de cara –si es que se puede hablar así con el Barcelona de por medio- para el Málaga.
Primera mitad curiosa
El encuentro comenzó, como era de esperar, con el Barcelona dueño del esférico. De hecho, se estaba mostrando más superior aún a su rival de lo que lo fue el domingo pasado. Pero a diferencia del choque de La Rosaleda, fue el conjunto azulgrana quien cometió un error de bulto en defensa. Entre Pinto y Thiago le regalaron un balón a Iturra para que estableciera el 0-1 con facilidad.
Poco le duró la alegría al Málaga. Cinco minutos después Lio Messi aprovechaba otro error garrafal, en este caso de Weligton, para lograr la igualada. Casi sin darse cuenta de ello, un testarazo sublime de Carles Puyol le había dado la vuelta. Menos de dos minutos, toda una pesadilla. Pellegrini se derretía en el banquillo.
Lo que sí se repitió respecto al choque de hace tres días fue la preocupante falta de acierto de Alexis Sánchez. Hasta tres goles cantados tuvo el chileno, los tres marrados inexplicablemente. La grada le aplaudió y ovacionó, pero porque todo eran sonrisas en el Camp Nou. Ahora, seguro, más de uno se acordará de él, porque sólo por sus errores el cuadro azulgrana no llevó la ventaja mucho más lejos.
Segunda mitad extraña
En el segundo tiempo se produjo lo que hacía mucho tiempo que no se veía por Ca’n Barça. Los de Tito Vilanova dejaron de hacer circular el balón con fluidez. Las conexiones desaparecieron. Iniesta y Messi se evaporaron. Incluso, los jugadores dejaron de presionar arriba. Fue algo realmente extraño. Por inédito.
Tampoco es que hiciera demasiado el Málaga en ese contexto, aunque es cierto que en todo momento parecía más cercano el 2-2 que el 3-1. Algo que cambió drásticamente cuando a falta de un cuarto de hora para el final del encuentro Nacho Monreal fue expulsado, en una acción algo dudosa.
Pero entonces, sorprendentemente, el Barcelona no se lanzó a por la sentencia. Tenía a un rival grogui delante, y no se atrevió a asestarle el golpe definitivo. Impropio de este Barcelona. Y lo terminó pagando. Porque en el último suspiro, cuando los jugadores ya miraban de reojo el túnel de vestuarios, un despiste en la zaga tras una falta lateral botada por Duda lo aprovechó Camacho para lograr el 2-2.
Ya no iba a haber tiempo para más. No en este partido. Lo tendrán los dos dentro de siete días. El Barcelona, para redimirse del que ha sido, con toda certeza, su peor partido de la temporada. O, mejor dicho, la peor parte –por la segunda- de toda la temporada. Y de mucho tiempo. El Málaga, para lograr una machada que, hoy sí, cree que se puede lograr. Porque esta noche se ha dado cuenta de que es posible superar a este Barça.
Ficha técnica
Barcelona, 2: Pinto; Montoya, Mascherano, Puyol, Adriano, Song, Thiago (Xavi, min.78), Iniesta, Alexis (Cesc, min.74) , Messi y Tello (Pedro, min.74)
Málaga, 2: Kameni; Gámez, Sergio Sánchez, Welington, Eliseu, Iturra, Camacho, Buonanotte (Duda, min.68), Portillo (Monreal, min.46), Seba Fernández y Saviola (Santa Cruz, min.65).
Goles: 0-1, m.25: Iturra; 1-1, m.28: Messi; 2-1, m.30: Puyol; 2-2, m.89: Camacho
Árbitro: González González (Comité castellano-leonés). Mostró tarjeta amarilla a Alexis (min.10), Messi (min.33), Eliseu (min.38) y expulsó con roja directa a Monreal (min.75)
Incidencias: Partido de ida de los cuartos de final de la Copa del Rey disputado en el Camp Nou ante 55.151 espectadores. Antes del encuentro, el delantero argentino Lionel Messi ofreció a la afición su cuarto Balón de Oro consecutivo. Los jugadores del Málaga lucieron brazalete negro por el fallecimiento de Antonio Pérez-Gascón, presidente del Málaga en la década de los ochenta