Una vez se supo que Sergio Ramos había llamado "sinvergüenza" al colegiado, se sabía que la sanción iba a ser de varios partidos. Básicamente por el precedente creado con Sergio García, quien en noviembre fue castigado con cuatro encuentros precisamente por usar la misma palabra.
Unas sanciones que, sorprendentemente, son mayores que la recibida por Oier, portero del filial del Barcelona, que tuvo que estar tres partidos sin poder jugar por amenazar con pegar al árbitro. "¿Qué quieres, que te pegue?", le espetó a Pedro Sureda tras concluir el encuentro ante el Girona.
Parece extraño que el comité considere más grave llamar sinvergüenza a un árbitro que amenazar con pegarle. Aunque quizá la palma en las últimas semanas se la llevara Jesús Rueda, futbolista del Valladolid sancionado con dos partidos por decir "ya pitarás alguna falta. Pitas todas a Messi, porque es Messi".
Esto sólo por comparar distintas sanciones por dirigirse al árbitro "con términos ofensivos". Porque si se entra ya a valorar que por decir "sinvergüenza" al colegiado caigan cuatro o cinco partidos, mientras jugadores se pasean por los campos de Primera División repartiendo codazos y hachazos por doquier sin ser siquiera amonestados... Pero ése es otro tema.