Misión cumplida. Después de la derrota sufrida hace dos semanas en Coimbra, un Atlético de Madrid plagado de suplentes ha logrado un triunfo ante el Hapoel de Tel Aviv para sellar su pase a dieciseisavos de final (1-0). Le ha bastado el solitario tanto de Raúl García, al comienzo de un partido que empezó con buena pinta, con los rojiblancos creando mucho peligro, pero acabó siendo un auténtico tostón.
El equipo de Diego Simeone se jugará la primera plaza con el Viktoria Plzen dentro de dos semanas en tierras checas. Los rojiblancos suman 12 puntos por diez de su rival, con lo que les vale el empate para lograr su objetivo.
En una noche fría en Madrid, con la grada del Vicente Calderón con un aspecto completamente desangelado –apenas unos 8.000 espectadores–, el Atlético salió enchufado y pronto abrió la lata con el tanto de Raúl García tras una buena acción que nació de las botas de Adrián López, un futbolista con mucha calidad pero que ha perdido protagonismo esta temporada. El asturiano puso un centro desde la derecha y Emre lo cazó en el área para cederla atrás hacia Raúl, que soltó un zapatazo para batir a Apoula, portero de origen camerunés pero con nacionalidad armenia. Exótica combinación cuanto menos.
Después de que el sueco Martin Hansson se tragara un claro penalti sobre el mediapunta navarro, los rojiblancos, que esta noche jugaron con la equipación negra, siguieron llegando con peligro al área rival, destapando las carencias defensivas del blandito conjunto israelí.
Blandito en defensa porque de medio campo para arriba mejora la cosa. Aunque tampoco como para tirar cohetes. Bien movido por Maman, el cuadro de Eli Guttman, segundo clasificado en la Liga israelí, dispuso de buenas ocasiones para haber empatado, como en un remate del propio Maman o un cabezazo de Danin que salieron desviados. Reaccionó el Atlético, con Raúl García y Adrián como principales estiletes, y volvió a avisar de sus intenciones con un mano a mano de éste ante Apoula, que tiene pinta de cualquier cosa menos de portero titular de un equipo que está jugando la Liga Europa.
No se había llegado al minuto 20 y ahí pareció acabar toda la artillería de unos y otros. De ahí al descanso, lo más destacado fue la fea acción de John Pantsil, que dio un pisotón al ramo de flores que hay en uno de los córners en señal de tributo a Milinko Pantic. Un objeto sagrado para la parroquia rojiblanca, que no dudó en abuchear al internacional ghanés en cada pelota que tocó.
Aburrimiento total
Los dos equipos parecieron salir con otra pinta tras el paso por vestuarios. Especialmente el Hapoel, colista del grupo y que no se jugaba nada en el envite al estar ya eliminado. Se acercaron los israelíes con cierto peligro a la portería de Asenjo y volvieron a gozar de ocasiones para empatar. Pero fue un espejismo. A poco que apretó en la presión y le puso un poco más de lo que hay que echarle en esto del fútbol –y también en cualquier deporte y en la vida en general–, el Atlético volvió a gobernar el timón del partido.
Un encuentro que acabó con un par de ocasiones para el cuadro del Cholo Simeone, con un cabezazo de Adrián y un peligroso remate de Raúl García dentro del área; y otra para el Hapoel, a cargo del ínclito Pantsil al peinar de cabeza un balón a la salida de un córner, llevando cierta zozobra a la defensa colchonera.
Fin de la historia. Fue de lo poco potable en una noche soporífera, no apta para espíritus aventureros. Lo importante es que al menos se ha cumplido el objetivo. Aunque sea de aquella manera...
Ficha técnica
Atlético de Madrid, 1: Asenjo; Silvio, Cata Díaz, Pulido, Cisma; Mario Suárez, Emre; Cristian Rodríguez (Pedro, m.87), Raúl García, Adrián; y Diego Costa (Koke, m. 58)
Hapoel Tel Aviv, 0: Apoula; Pantsil, Shushan, Haimovich, Petkovic, Danin; Vermouth (Toama, m.61), Maman, Gordana (Mare, m.77), Ben Haim; y Damari
Gol: 1-0, m. 7: Raúl García
Árbitro: Martin Hansson (Suecia). Mostró tarjeta amarilla al local Raúl García (m.28) y al visitante Pantsil (m.72)
Incidencias: Partido correspondiente a la quinta jornada del grupo B de la Liga Europa disputado en el estadio Vicente Calderón ante unos 8.000 espectadores