El Barcelona ha logrado su novena victoria en diez encuentros de Liga, aunque en esta ocasión el triunfo no estuvo exento de polémica, pues los azulgrana, que se encontraron enfrente a un buen Celta, sólo pudieron respirar a partir del 3-1, un gol en el que Jordi Alba arrancó desde una posición muy, muy adelantada.
Una jugada antirreglamentaria que no vio el colegiado y que significó el final de un partido que tuvo fases de un excelso nivel, y en el que brilló con luz propia el delantero David Villa, autor de un golazo y de otra asistencia, y que ya ha dejado claro ante su parroquia que ha recuperado su mejor fútbol. Por si a alguien le quedaban dudas.
Media hora brillante
El choque arrancó vibrante. El Celta no tuvo miedo y también quiso ir a por la victoria, así que después de los primeros compases de acomodo, el partido entró en una fase de velocidad y ocasiones, digna de los mejores espectáculos. Así, el primer tanto era sólo cuestión de tiempo, y justo después de que Valdés realizara una excelente intervención, Adriano adelantó al Barcelona tras iniciar y concluir él mismo una jugada por banda derecha.
El Celta se rehízo bien del golpe, y sólo tres minutos después volvió a igualar el marcador. Mario Bermejo sólo tuvo que empujarla al encontrarse dentro del área con un balón que había rechazado Víctor Valdés en una espléndida parada tras disparo de Augusto. Pero poco le duró la alegría a los vigueses, porque casi en la siguiente jugada llegó la obra maestra de la noche.
Y es que lo que realizaron Andrés Iniesta y David Villa en pocos segundos no puede recibir otra denominación. El manchego inició la jugada con un gran control orientado; se la dio a Villa, quien supo aguantar, maniobrar y, de un taconazo, dar un pase en profundidad a su compañero. Iniesta llegó con brillantez hasta la línea de fondo, y la puso atrás, donde el Guaje, tras un gran desmarque, remató a puerta vacía. Precioso.
A partir de ese tanto el Barcelona trató de aguantar el ritmo del partido como mejor sabe hacerlo: manteniendo la posesión del balón. Incluso, pudo sentenciar antes del descanso, de no ser por la individualidad de Messi, que buscó el regate ante Varas cuando tenía a Villa completamente solo a su izquierda. Ay si hubiera sido al revés...
Alba sentencia con polémica
Tras la reanudación, el Celta salió animado, sin ningún complejo, en busca del empate. Y a punto estuvo de lograrlo Iago Aspas, con un remate imposible que salió rozando el palo. Pero fue Jordi Alba, justo cuando menos bien estaba jugando el Barcelona, quien logró el tanto. El lateral aprovechó un taconazo precioso de Villa y una posición en fuera de juego para superar a Javi Varas. Cabía un parking de motos entre Alba y el último defensor, pero el juez de línea no lo vio.
Desde el 3-1, en parte por lo complicado de la empresa y en parte por el enfado adquirido, el Celta ya arrojó la toalla. Tampoco forzó mucho más el Barcelona, salvo Messi, que quería dedicar un tanto a su hijo recién nacido, pero que hoy no tuvo una de sus mejores tardes. Seguro que no tardará mucho en poder hacerlo.
Celta, 1: Javi Varas; Mallo, Jonathan Vila, Túñez, Roberto Lago; Augusto (Toni, m.87), Oubiña, Krohn-Deli, Alex López (Park, m.80), Bermejo (de Lucas, m.67) y Aspas.
Árbitro: Fernández Borbalán (comité andaluz). Mostró cartulina amarilla a Aspas (m.63), Oubiña (m.72), Bartra (m.73)
Incidencias: Asistieron al encuentro 82.978 espectadores en partido correspondiente a la décima jornada de Primera División. Adriano tuvo que retirarse lesionado en el minuto 39