Kaká es un futbolista de una incuestionable calidad. Eso es obvio. Sólo con ella ha llegado a ser por momentos el mejor futbolista del mundo, capaz de convencer al Real Madrid para que pague la astronómica cifra de 60 millones de euros para hacerse con sus servicios.
Sin embargo, desde su llegada a la casa blanca, aquel potencial que sin duda atesora no ha hecho más que aparecer con cuentagotas. Está bien para un jugador de clase media, pero no para una estrella que llegó con la vitola de liderar uno de los mejores equipos de todos los tiempos.
Nunca ha llegado a ser titular indiscutible. Ni con Pellegrini, ni con Mourinho. Y eso que el portugués se propuso recuperar la mejor versión del brasileño, igual que hizo –y sí consiguió– con Benzema. Pero éste sólo ha correspondido en cuatro o cinco partidos por temporada. Insuficiente de todas todas.
Eso provocó que este verano el Real Madrid le buscara acomodo. La idea era, por un lado, ahorrarse una de las fichas más altas de la plantilla y, por el otro, tratar de amortizar en la medida de lo posible su costoso fichaje. Porque lo que es por calidad, no hay duda de que el brasileño tiene cabida, si bien no en el once, sí en una plantilla que va a competir por los tres títulos.
Kaká no salió en verano. Kaká se quedó en el Real Madrid. Eso, como dijo Mourinho, y a pesar de lo que pretendía el club, no supone ningún problema. Y él tampoco ha dado ninguno, siempre con un comportamiento ejemplar. Ahora, después del Trofeo Santiago Bernabéu, en el que el brasileño rayó a un nivel excelente, cabe preguntarse, ¿puede ser una ventaja?
La cuestión es simple. Si Kaká va a seguir en el equipo hasta, por lo menos, diciembre –quizá, quién sabe, hasta junio–, ¿por qué no contar con él? Es obvio que no es, como antaño, el mejor futbolista del planeta. Pero su rendimiento puede ser muy útil en momentos oportunos. Más viendo el mal arranque de temporada de Özil, y permitiéndole a Modric un seguro tiempo de adaptación.
"Kaká está en mi cabeza", declaraba ayer Mourinho poco después de terminar el partido. El portugués ya ha dado un primer paso. Él es el primero que sabe que el brasileño es un activo más de la plantilla, y como especialista que es en sacar el máximo rendimiento de la misma, sabe que ya puede contar él. Kaká se lo ha dejado muy claro.