L D (EFE) "Ha ganado un gran campeón", ha dicho el italiano Paolo Bettini, sabio en materia de títulos (dos del mundo y uno olímpico). Y no le faltó razón, ya que el pulso que mantuvo con Boonen fue antológico. A la tercera fue la vencida, se colocó bien y se pegó a Boonen hasta el momento de la gran remontada.
Espectacular el cántabro, que ha firmado un tiempo de cuatro horas, 19 minutos y 27 segundos. Freire, de 32 años, se retirará este jueves en Suances con el objetivo cumplido de pescar una etapa. Antes de irse a soñar con el cuarto maillot arco iris, marcó el territorio ante Boonen y el argentino Haedo, los que discutieron sin éxito el triunfo al español. El alemán Erik Zabel (Milram) se ha conformado con la cuarta plaza y Koldo Fernández de Larrea (Euskaltel) se ha metido entre los grandes al terminar sexto.
La undécima etapa de la Vuelta no ha alterado la clasificación general. Un día más, Egoi Martínez (Euskaltel) conserva el jersey oro. Un sueño que se acerca a su fin, pero que de momento harta de felicidad al ciclista navarro.
Una jornada marcada a fuego por los equipos de los esprinters, que no pueden desaprovechar las opciones con Asturias a la vuelta de la esquina, también por algunos guepardos que debían "mojar" para saldar cuentas y cargarse de moral para el Mundial, como es el caso de Freire, Bettini y Boonen. Hasta el duelo a alta velocidad, el mismo guión de siempre. Escapada consentida y luego controlada y caza cerca de la meta. En esta ocasión animaron la etapa el gallego Serafín Martínez (Xacobeo Galicia), José Antonio López (Andalucía Cajasur), el "tragamillas" plusmarquista mundial de kilómetros en fuga, y el ucraniano Andrey Grivko (Milram).
Una diferencia máxima de cinco minutos en el kilómetro 48 evidenciaba el futuro del proyecto aventurero. El Euskaltel, el Lampre y el Rabobank se pusieron manos a la obra para estabilizar el retraso en torno a los dos minutos al paso por la cima del Puerto de Valmala (tercera categoría), única dificultad de la etapa. El pelotón estaba a más de dos minutos y medio. A cinco kilómetros de meta se acabó el sueño del trío animador. Bettini dejó las pocas fuerzas que le quedaban para poner el pelotón en fila india y después sus compañeros del Quick Step montaron el tren para Boonen, de manera que el belga lo tenía todo a favor para llegar victorioso a Burgos.
Con el esprint loco apareció un tal Óscar Freire, maestro en el arte de buscarse la vida, ingeniero de la colocación y catedrático a la hora de definir. Todo un Cid Campeador al esprint, un campeón que siempre aparece en el momento oportuno. Freire ha firmado con su sello la séptima victoria de etapa en la Vuelta, y también la séptima de la temporada. Dos veces ganador de la Milán-San Remo y último maillot verde del Tour, el cántabro dejará la Vuelta con el reciente recuerdo de entrar en meta con los brazos en alto. Y ya los tiene preparados para el Mundial de Varese.
La Vuelta a España entra en Cantabria, la tierra de Freire, con la disputa de la duodécima etapa entre Burgos y Suances, de 186 kilómetros. Un perfil ondulado, con los altos de Bocos (tercera categoría), Portillo de Lunada (segunda) y Caracol (cuarta) en el camino. El final tiene 1.000 metros al 5,2 por ciento, ideal para el murciano Alejandro Valverde.