L D (EFE) Un éxito que no conseguirá borrar la mala imagen de Francia, que perdió hace cuatro días frente a Nigeria y que ve cómo, día a día, se profundiza el abismo que le separa de su público. Si en contra Nigeria el estadio de Saint-Etienne apareció con media entrada y lleno de un público hostil, el Gerland de Lyon estuvo abarrotado de turcos, que dieron la sensación de que Francia jugaba fuera de casa.
Esas circunstancias, sumadas a la ausencia de piezas importantes como Thierry Henry, a la intensa lluvia y al cansancio de final de temporada, convirtieron a Francia en una selección tiritona, temerosa y triste, que estuvo a merced de una Turquía más espabilada. Pero el árbitro echó una mano en el minuto 38 al pitar un penalti muy riguroso sobre Anelka y mandar al vestuario con una roja directa al lateral Ibrahim Uzulmet. La pena máxima la transformó Benzema un minuto después.
Allanado el camino, Francia gestionó la ventaja pero fue incapaz de ahorrarse algún susto, mientras que apenas dispuso de ocasiones para agradar la diferencia. El partido agonizó y fue momentáneamente suspendido por la actitud violenta de los aficionados turcos, que lanzaron bengalas al césped. Tras diez minutos de pausa, la agonía se convirtió en sopor y el partido acabó en medio de un aguacero diluviano.
Esas circunstancias, sumadas a la ausencia de piezas importantes como Thierry Henry, a la intensa lluvia y al cansancio de final de temporada, convirtieron a Francia en una selección tiritona, temerosa y triste, que estuvo a merced de una Turquía más espabilada. Pero el árbitro echó una mano en el minuto 38 al pitar un penalti muy riguroso sobre Anelka y mandar al vestuario con una roja directa al lateral Ibrahim Uzulmet. La pena máxima la transformó Benzema un minuto después.
Allanado el camino, Francia gestionó la ventaja pero fue incapaz de ahorrarse algún susto, mientras que apenas dispuso de ocasiones para agradar la diferencia. El partido agonizó y fue momentáneamente suspendido por la actitud violenta de los aficionados turcos, que lanzaron bengalas al césped. Tras diez minutos de pausa, la agonía se convirtió en sopor y el partido acabó en medio de un aguacero diluviano.