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Ferrero y Costa garantizan un finalista español en Roland Garros

Una vez más, el español Albert Costa, noveno favorito y defensor del título, ha tenido que llegar al quinto set para imponerse a su compatriota Tommy Robredo (28), por 2-6, 3-6, 6-4, 7-5 y 6-2, para alcanzar por segundo año consecutivo las semifinales de Roland Garros. Allí se medirá a otro español, Juan Carlos Ferrero (3), que ha sufrido para deshacerse del chileno Fernando González (19), por 6-1, 3-6, 6-1, 5-7 y 6-4.

L D (EFE) Ferrero y González acabaron abrazados al lado de la red después de un partido frenético, largo, extremadamente agotador, que al español le costó cerrar con demasiados problemas, y eso que el chileno había ayudado en exceso durante todo el duelo. González se lo jugó todo a una carta, a su dura pegada, a esa derecha con la que parece romper la bola y a un fulgurante revés paralelo que deja clavados a sus rivales. Pero Mano de piedra , como se le conoce no tuvo su día con el servicio y cometió 15 dobles faltas, demasiada ventaja incluso para un Ferrero que en algunos momentos estuvo desangelado, frío y que parecía escaso de brío al final.

El chileno cedió durante todo el encuentro 31 puntos de ruptura, un pecado si se quiere acceder a las semifinales de Roland Garros. Sin embargo, Juanqui sólo aprovechó ocho, y ahí también estuvo la clave de un partido tan largo como anodino, en el que solo fue trepidante el final, marcado por la bravura del de Santiago y su obstinación por no ceder, ni arrojar la toalla. Lo mejor de Ferrero fue que tampoco se desmoronó cuando parecía que su duelo era contra un frontón. Sabía que de caer todo el mundo le criticaría su falta de motivación y su fama de perdedor aumentaría. Y en ese empeño por ganar puso toda su fuerza. Y salió airoso.

Costa sufre, y sufre...

Albert Costa parece tener un trato hecho con el diablo. Cuanto más largo es el encuentro, cuanto más difícil se le pone, más capaz es de salir con victoria. Tras su victoria de este miércoles, se convierte en el primer jugador que gana tres partidos a cinco mangas en París, perdiendo siempre las dos primeras mangas. Sólo el francés Nicolas Escudé había sido capaz de hacer algo similar en otro torneo del Grand Slam, en Australia en 1998. Su fortaleza parece inquebrantable y si ha necesitado tres horas y 29 minutos para vencer al de Hostalric, en total, en cinco partidos lleva ya 18 horas y 32 minutos de lucha. "Puede que sea mi orgullo de campeón pero no me apetece perder en este torneo", comentaba después.

En su segundo encuentro en la pista central, donde han convivido tres españoles (el juez de silla era el catalán Enric Molina), Costa llegó a estar abajo dos sets a uno y 0-2. Parecía que por fin alguien sería capaz de echarle de París, pero de nuevo su instinto de campeón apareció, tal y como había sucedido antes contra el argentino Sergio Roitman y el ecuatoriano Nicolás Lapentti. El ilerdense estuvo contra las cuerdas, presionado por la rapidez de piernas de Robredo, que parecía lanzado, con una gran confianza tras vencer al australiano Lleyton Hewitt y al brasileño Gustavo Kuerten, pero nunca perdió la compostura.

Es como si Costa supiese aprovechar la oportunidad en el momento preciso y así tras ganar el cuarto set e igualar, sacó su mejor tenis y entonces si, apareció el gran campeón, el de los golpes magistrales, precisos y letales. Robredo se hundió en un final decepcionante, sin poder anotar nada más que dos puntos en los cinco últimos juegos. Su precipicio se agudizó al entregar su saque en el quinto y séptimo juego de la quinta manga con sendas dobles faltas. Y de ese pozo no pudo salir. Costa fue generoso y le apuntilló a la primera oportunidad con una perfecta volea baja de revés.

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